La majestuosa Catedral Metropolitana

La majestuosa Catedral Metropolitana


Sà­mbolo inequà­voco de la capital mexicana, la Catedral Metropolitana se alza altiva en el corazón de lo que otrora fue el corazón de Tenochtitlán. Aunque su terminación abarcó casi los 300 años de dominio colonial, gran parte de su estructura fue cimentada con las mismas piedras de antiguos templos mexicas. Esta colosal construcción nos recuerda và­vidamente la historia de la conquista espiritual del pueblo mexicano, nos deslumbra con cientos de elegantes acabados, ejemplo de varias corrientes artà­sticas y nos guarda innumerables leyendas y anécdotas de personajes que trascendieron en la historia nacional.

La catedral es una obra de arte que mezcla tres corrientes artà­sticas: el barroco, el neoclásico y el renacentista. Sus dimensiones son enormes, ya que abarca 110 metros de largo por 55 de ancho. La bella fachada se culminó en las postrimerà­as del periodo colonial, en 1813 por el arquitecto Manuel Tolsá, quien también tuvo a su cargo la construcción de los campanarios.

El interior del templo ostenta valiosos tesoros artà­sticos en sus 16 capillas, hermosos retablos con infinidad de detalles, de entre ellos, destaca el llamado Retablo de los Reyes o Altar de los Reyes, realizado por Jerónimo de Balbás entre 1718 a 1725. Se ubica en el ábside, al fondo de la catedral. La calidad, riqueza y majestuosidad de ésta obra, la hace ser una de las obras maestras del estilo barroco churrigueresco.



Asimismo, la catedral resguarda obras de destacados artistas novohispanos, como Cristóbal de Villalpando y Juan Correa. Bellas obras sacras de estos pintores es posible visitarlos en una pinacoteca ubicada al fondo de la catedral.

Además, la catedral ha sido un monumento trascendental en la historia nacional. En este recinto se llevó a cabo la coronación de Agustà­n de Iturbide en 1822, y precisamente es en este templo donde descansan los restos del caudillo. Asimismo, el 14 de septiembre de 1847 desde el campanario de la catedral se convocó a la defensa de la Ciudad de México ante la invasión estadounidense. Año con año, desde 1910, el repique de las campanas juega un papel importante en la celebración del inicio de guerra por la independencia de México, a celebrarse cada noche del 15 de septiembre.

En la actualidad, es posible visitar el campanario de la catedral, el costo es de 15 pesos, lo cual incluye una visita guiada y la posibilidad de estar por unos minutos ante una de las vistas más privilegiadas del zócalo capitalino.



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