En el Estado de México existen antiguas tradiciones de gran interés y muchas de ellas están relacionadas con lo culinario. No obstante, pocas son tan atrayentes como la de la confiteràa. Y es que, en efecto, en las diferentes comunidades del territorio mexiquense pueden saborearse variados confites (semillas o frutas cubiertas con azúcar y otros complementos), cuya apariencia atrae por su colorido y las texturas que exhiben.
La plasticidad de estas golosinas, deriva de las técnicas utilizadas para dotar a los confites de variedad y colorido. No es mucho lo que quedó de la confiteràa prehispánica, aunque se conservan ingredientes y técnicas culinarias de origen europeo, español en especàfico e incluso mudéjar, aunque adaptado a las preferencias gastronómicas mexicanas.
La confiteràa se cultiva de brillante manera no solamente en Toluca, capital del Estado de México, sino también en otras poblaciones de esta entidad del paàs, como Amecameca, Ixtapan de la Sal, Ocoyoacac, Villa Guerrero, asà como la de Tenancingo, Malinalco y Zacualpan.