Soarigami, ¿el final de la guerra del reposabrazos en el avión?

Soarigami, ¿el final de la guerra del reposabrazos en el avión?


Subes al avión, caminas por el pasillo esquivando a otros pasajeros que están parados guardando su equipaje. Miras otra vez la tarjeta de embarque, por la letra puede que ya sepas el lado, pasillo o ventanilla; sigues hasta llegar a tu fila y, lo que sospechabas, el valorado reposabrazos ya tiene dueño para las próximas horas.

No hay remedio, el reducido espacio vital de tu viaje lo será todavà­a más, a no ser que vayas presionando poco a poco el brazo de tu acompañante, o que se lo arrebates en un despiste. Pero pronto puede que haya una solución, ¿será Soarigami el final de la guerra del reposabrazos en el avión?



Este curioso producto de plástico se instala sobre el reposabrazos con la intención de duplicar el espacio destinado para el brazo y que el viaje sea un poco más cómodo para ambos pasajeros. Como el nombre sugiere, hay algo de Origami en el diseño, pues permite ser plegado, ocupando muy poco espacio y, antes de usarlo, montarlo en el mismo avión.



Le han dado una graciosa forma de avión, donde las alas serán los dos nuevos apoyabrazos; el tren de aterrizaje, el acople para ajustarlo y el estabilizador vertical, el là­mite fà­sico para no invadir el espacio entre los brazos. Y podrá instalarse orientado hacia delante y hacia atrás, para no reducir con las alas del Soarigami el espacio del asiento.

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Se podrá reservar a principios de 2015 por unos 30 dólares, aunque me quedan dudas sobre si será lo suficientemente resistente para aguantar el peso de dos brazos y si será compatible con los reposabrazos de todos los aviones.



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