Cinco playas fuera de lo común

1- España
Una costa monumental

Nuestro hermoso planeta es pródigo en curiosidades geográficas y naturales. Más aún en los litorales marinos. Hay playas para todos los gustos alrededor de los sietes mares: por ejemplo, si se busca un lugar solemne, el más indicado es Ribadeo y su vecina playa de Las Catedrales, As Catedrais en gallego. Esta localidad se encuentra en un extremo de Galicia y es conocida por grandes arcos cavados en las rocas por el mar a lo largo de millones de años. Forman como arbotantes de catedrales góticas y miden 30 metros. En ciertos ángulos y según los horarios de las mareas, se puede fotografiarlos para realzar su monumentalidad.

2- Bahamas
Arenas para románticos



A lo largo y a lo ancho del mundo hay arenas de distintos tipos y colores. De un albo inmaculado (en el este de Australia está la arena considerada como la más blanca del planeta), negras o verdes (en las islas Hawai por ejemplo). Hay arenas energéticas (en Guaraparí, Brasil, entre otros lugares) o de vidrio (desechos erosionados como en Glass Beach, en California). Para románticos, la más a tono con el ambiente se encuentra en la costa de Harbour Island. Sus arenas son rosadas, la playa es inmensa y muy poco frecuentada, bordeada por vegetación tropical y algunas casas de colores. El lugar ideal para pasar un día romántico. El color particular de la playa proviene del coral, transformado en arena por las olas.

3- Islandia
Opción on the rocks



Hay que ser valiente para caminar descalzo por las arenas negras de esta playa: el agua está a unos grados del punto de congelamiento. Técnicamente no se trata de un litoral marítimo, pero el Lago del Glaciar (Jökulsárlón en islandés) está conectado con el mar. Recibe témpanos del inmenso Vatnajökull, uno de los grandes campos de hielo del mundo. No es el único lugar de este tipo, que parece haber sido hecho a medida para fotógrafos, pero es el más conocido. Porque es de muy fácil acceso, al borde de la Ruta 1 que da la vuelta a Islandia. Hay incluso un parador y una agencia que ofrece paseos en barco por el lago, entre los hielos. Nada muy distinto de lo que se puede hacer en Calafate al fin y al cabo, sino que en otro confín del mundo.

4- St Maarten
¿Dónde está el piloto? ¿En la playa?



En la mitad holandesa de la isla caribeña, el aeropuerto Princesa Juliana está tan cerca de la playa que los aviones parecen apuntar de aterrizar sobre ella. Al principio es un poco escalofriante. El ruido y las masas de aire dan un toque más de dramatismo a cada llegada. Pero también se ha convertido en una atracción y nadie que pase por la isla deja de visitar esta playa y esperar algún aterrizaje, cámara o celular en mano, para sacarse la selfie más extraña que uno pueda conseguir a orillas del mar.

5- Maldivas
Un show nocturno sobre las olas



Es un espectáculo fuera de lo común. Ciertas noches, la energía de las olas estimula microorganismos de fitoplancton que producen lucecitas. Millones y millones de estos minúsculos puntos bioluminiscentes iluminan las costas de las islas paradisíacas de las Maldivas, un archipiélago en medio del Océano Índico. No es el único show de luces que produce la naturaleza. En una cueva de Nueva Zelanda, pequeñas larvas producen luz en una cueva volcánica para crear un mundo onírico.
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