La costa oeste de Irlanda es escabrosa y espectacular.
Desde hace tiempo, el Anillo de Kerry y los acantilados de Moher atraen a muchos turistas. Ahora, una nueva carretera, la Wild Atlantic Way, una ruta costera de 2.500 kilómetros, permite a los turistas que también conozcan mejor las regiones remotas de la isla. La granja de Kissane está situada en Black Valley, cerca de la Wild Atlantic Way, la nueva ruta de largo recorrido en Irlanda.
En una extensión de 2.500 kilómetros, la carretera serpentea a lo largo de la costa oeste, desde la península de Inishowen en el norte hasta Kinsale, en el sur. La ruta costera señalizada es una de las más largas del mundo. Hasta el pasado mes de mayo se instalaron 3.850 letreros con el logotipo. Para este año está prevista la construcción de aparcamientos y la instalación de aseos y paneles informativos en los principales lugares de interés turístico.
El objetivo es atraer a un mayor número de visitantes a la costa oeste. En los días de mayor afluencia vienen hasta diez grupos para observar cómo la familia Kissane arrea con sus collies a las ovejas y cómo después las esquila con una rasuradora eléctrica. Actualmente, su trabajo con los turistas le reporta dos tercios de sus ingresos. 'Es imposible vivir hoy únicamente de las ovejas', afirma el pastor, de 46 años. Kissane tiene suerte, porque cerca de su granja discurre el Anillo de Kerry.
En verano hay tantos autobuses recorriendo este circuito turístico que solo pueden circular en sentido contrario a las agujas del reloj para evitar que dos de ellos se crucen en las estrechas carreteras. En otras regiones de la costa oeste todavía se ven muy pocos turistas extranjeros. En el condado de Donegal muchas veces uno camina solo por las gigantescas dunas de arena en Malin Head. Cuando se produjo la partición de Irlanda en 1921, esta región, situada en el extremo noroeste de la isla, virtualmente quedó separada del resto de la república, al menos en la mente de la mayoría de los turistas.
Esto podría cambiar ahora. La costosa ofensiva de marketing para promocionar la Wild Atlantic Way también sacó del anonimato algunas regiones aisladas. En Donegal se encuentran tres de los 15 principales lugares de interés turístico de la ruta costera. El más espectacular se llama en gaélico Sliabh Liag, donde los acantilados se precipitan al Atlántico desde una altura de 600 metros.
Quien no sufra de vértigo puede subir a los acantilados por un paso, el One Mans's Pass, de solo un metro y medio de ancho. Al lado de ellos, los acantilados de Moher, mucho más famosos, parecen ser inofensivos. El sendero está bien asegurado, hay varios miradores y barcos para que los turistas puedan contemplar los acantilados, de una extensión de ocho kilómetros.
En comparación con Sliabh Liag, estos acantilados son pequeños: el punto más alto, Knockardakin, está situado a 214 metros sobre el nivel del mar. Solo pocos turistas se sentirán animados para recorrer toda la Wild Atlantic Way. Sin embargo, sea cual sea el tramo que uno elige, por todas partes la naturaleza es salvaje y bonita, pese al mal tiempo.