El Perú, Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia celebran la inclusión del Sistema Vial Andino o Qhapaq Ñan, en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Por primera vez seis países se unen para hacer una sola postulación de un sitio cultural como Patrimonio Mundial, en la categoría de Itinerario Cultural transnacional.
El Qhapaq Ñan es un claro ejemplo del grado de desarrollo que habían alcanzado los pueblos andinos antes de la Conquista. Su nombre significa "el gran camino" en lengua quechua y está constituido por un complejo sistema vial de caminos y senderos (preincaicos e incaicos) que se extiende por estos seis países de Latinoamérica.
Durante el siglo XV los incas unificaron y dieron forma a un gran proyecto político, militar, ideológico y administrativo: el Tawantisuyo. Su corazón estaba en Cusco, desde cuya Huacaypata (llamada Plaza de Armas a partir de la Conquista) nacían todos los caminos.
Por esta red fluía el conocimiento, la información y todos los medios necesarios para la vida de los pueblos que tocaba. Gracias al Qhapaq Ñan los incas podían gobernar un extensísimo territorio con pueblos que estaban a miles de kilómetros de Cusco.
Estas eran las vías por las que se movían los ejércitos, pero también los bienes y productos de un lado a otro de este gran imperio andino. Imaginemos lo que habrá sido en aquellos siglos construir cada metro de estos senderos, ganados a la montaña, al desierto, a la jungla. Caminos que recorrían las alturas de los Andes, bajaban a los fértiles valles, salvaban ríos enormes.
La transmisión de información, de las órdenes del Inca o de la recaudación de tributos estaba en las manos de los chasquis, mensajeros que recorrían a pie estos caminos (a veces a gran velocidad rugidos por una emergencia). Estos caminantes contaban con una red de postas o chasquihuasis, donde descansar, alimentarse y en algunos casos pasar el testigo a quien debía seguir andando hasta completar la ruta.
El Qhapaq Ñan se organizaba a partir del gran camino de la Sierra Central, y a partir de él se abrían caminos locales, transversales o secundarios que se unían unos con otros para dar forma a una inmensa red de comunicación.
Esta red estaba formada por calzadas, puentes, escalinatas, muros de contención. Esta gran infraestructura también incluía las postas necesarias para realizar las distintas etapas sin descuidar ningún aspecto. Los tambos esperaban a las personas para su descanso. Las qolqas eran almacenes para los bienes y productos. Y a los largo de cada sendero, las huacas y ushnus eran el lugar para los ritos y ceremonias religiosas.
El diseño del Qhapaq Ñan supo adaptarse al terreno, salvando grandes accidentes geográficos o siguiendo el mejor camino para ganar terreno. Se estima que en su plenitud (en el siglo XV) esta red llegó a tener aproximadamente 60.000 kilómetros de extensión desde Colombia hasta Chile.
Sólo en territorio del actual Perú, esta red abarcaba unos 25.000 kilómetros. Muchos de estos kilómetros, siguen siendo usados cotidianamente en estos países, como testimonio de que el Qhapaq Ñan fue construido para ser legado a los pueblos que une.
La UNESCO ha querido premiar esta enorme empresa cultural, y salvaguardar sus valores, así como apoyar a su preservación declarando al Qhapaq Ñan Patrimonio Cultural de la Humanidad.