Dave Price estaba disfrutando en su paddleboard (surf de remo) en la espectacular costa australiana (Esperance).
De repente, algo inmenso y oscuro apareció justo debajo de la muy azul superficie. Él, sin saber muy bien lo que era, decidió acercarse a la misteriosa “sombra” acuática. Mientras esto sucedía, otra persona llamada Jaimen Hudson, habitante de Esperance, corrió por su dron para capturar lo que parecía ser un momento extraordinario.
La sombra misteriosa eran nada más y nada menos que dos ballenas francas (dos de las únicas 7.000 que quedan en el mundo).
La muy bien hecha filmación, es una clara muestra de la inmensidad de este animal en todo el sentido de la palabra (Price se ve diminuto al lado de ellas). “No creí que fuera peligroso, las ballenas se movían hacia donde él estaba y todo el tiempo se movían lento y en paz“, dijo Jaimen. La tranquila actitud de las ballenas frente a la presencia de Price, comprobó también lo nobles que son estas inmensas criaturas.
Una momento sin duda envidiable para nosotros, los desquiciados amantes de los animales.