El singular encanto de las calles adoquinadas y las antiguas fachadas de Lisboa atraen cada vez más a los turistas europeos, pero el aumento de visitantes ha generado un frenesí de proyectos hoteleros que amenaza con cambiar la cara de la ciudad.
En total, 1,5 millones de turistas extranjeros visitaron la capital portuguesa en los primeros seis meses de 2014, un 14,3% más con relación al año anterior.
La presencia de franceses es la que más creció (+27,6%), seguida por británicos (+27,3%), españoles (+15%) y alemanes (+13,9%).
"Competimos directamente con Madrid, Barcelona, Viena, Amsterdam o Berlín. Con los nuevos vuelos inaugurados este verano, el acceso a Lisboa es ahora más fácil", comenta a la AFP Vitor Costa, director general de la Asociación de Turismo de Lisboa.
Los proyectos hoteleros de 4 y 5 estrellas proliferan, albergues de la juventud estilizados (hostels) abren en antiguos palacios, viejos edificios están en restauración y las fachadas de las tiendas sufren un lavado de cara para acoger mejor al turista.
Las tiendas "A Vida Portuguesa", especializadas en moda retro, se han aprovechado del boom turístico. "Más del 70% de nuestros clientes son extranjeros, nuestro volumen de negocios crece 10% desde principios de año", dice su dinámica propietaria Catarina Portas, de 45 años.
"El turismo es el motor de la economía de la ciudad y nos salva de la crisis. Pero no hay que matar la gallina de los huevos de oro, hay que preservar los pequeños comercios antiguos. Lo que diferencia a Lisboa es su autenticidad", dice.