El destino turístico que les recomendaremos a continuación, es la capital del estado de Rio Grande Do Norte, en el Brasil.
Estamos hablando de Natal, el corazón de un área definida por dunas arenosas y un clima placentero durante todo el año. Precisamente en el centro de la región nordeste, en el punto más oriental de América del Sur, principia un cambio de panorama, desde un ambiente de profusa vegetación tropical, a vastas extensiones de dunas arenosas, y entornos un tanto más desérticos y áridos, particulares de ciertas playas brasileñas.
Ubicado a unos 5 grados de la línea ecuatorial, Natal se proyecta ante los vacacionistas como un lugar de clima amigable prácticamente todo el año. Urbe mediana con una población estimada de 700 mil personas, Nadal no posee muchas playas de tipo urbano. Algunas de ellas son, por ejemplo, Praia dos Artistas, Praia do Meio y Praia do Forte, playas diminutas, con interesantes arrecifes e impresionantes formaciones de rocas en las proximidades y sobre el área costera. Son espacios de esparcimiento muy frecuentados por los lugareños y el turismo del interior de Brasil.
En la Praia do Forte se puede visitar el Forte dos Três Reis Magos, uno de los principales atractivos de Natal. Fue edificado en 1558, para proteger a la comunidad de las acechanzas bucaneras de los holandeses y franceses, quienes ambicionaban los tesoros locales, derivados de la extracción de caucho. En Forte dos Três Reis Magos, además, se encuentra instalado un imperdible museo dedicado a la historia de la región.
Al sur de la ciudad de Natal, un poco distanciada del centro, aparece la que para muchos viajeros es la playa más hermosa de toda la zona. Se trata de Praia de Ponta Negra, precisamente en donde se levanta el impactante Morro do Careca, un montículo de arena de 120 metros de altitud, el cual se encuentra cubierto de manera parcial por una densa vegetación. Hasta hace poco era posible ascender hasta la cima del Morro do Careca, pero actualmente ya no es factible, por haber sido prohibido por cierto grupo de ecologistas, preocupados por la evidente disminución de tamaño de la inmensa duna, debido a la gran cantidad de turistas que la visitaban día con día.
De cualquier manera, Praia de Ponta Negra es un lugar bello y agradable de visitar, en parte por la gran cantidad de restaurantes y bares ubicados cerca de la zona de playa. A unos kilómetros de este último punto, encontramos la playa de Genipabú, ámbito privilegiado para los paseos en buggie y el deporte del sandboard.