Los viajes cambian a las personas.
En un buen sentido. Cuando estás en un país como extranjero o en una ciudad distinta a la tuya, te conviertes en una persona diferente, con un espíritu renovado. Cuando estás en casa, vives la rutina y rara vez tomas riesgos, al contrario, todas las decisiones son muy racionales. Esto es normal, pero es importante tener en cuenta que hay una versión de ti que está lista para nacer al viajar.
Cuando recorres, las decisiones seguras pasan a un segundo plano y una versión tranquila, despreocupada y arriesgada pone la cara frente a las situaciones. Te conviertes en alguien apoderado de las oportunidades y los momentos fascinantes. Estar en un lugar desconocido te despoja de tus capas de inseguridad y te deja expuesto, sacando así, lo mejor de ti:
1. Tomarás los riesgos que antes no tomabas
Cuando viajas, tu umbral de miedo desaparece por completo. Los sentimientos de seguridad se transforman en adrenalina pura, pues estás más abierto a hacer cosas que en otras condiciones no harías. Tu único miedo será el no estimular tu mente y tu cuerpo. Todo lo que hagas viajando superará cualquier actividad “riesgosa” de tu vida cotidiana. Experimentarás todo al máximo y tus instintos despertarán.
2. Te abrirás al mundo
Para algunas personas, las metas se cumplen en un determinado punto y llega un momento donde no es posible abarcar más, cambiar, conocer más gente… Eso es respetable, pero lo cierto es que viajar te demostrará que esto no es así. Al viajar te nutrirás de nuevas personas, amigos, rincones, historias y culturas. Dejarás de creer que el mundo funciona solo como tú creías. Entenderás que hay otras cosas más allá de tus gustos y costumbres. Además, es posible que hagas los amigos que nunca creíste poder tener y esta es una de las más maravillosas oportunidades que te da el interactuar con personas de todo el mundo.
3. Te dejará de importar lo que piensen de ti
Siempre nos preocupamos demasiado por lo que dicen los demás. Nos preocupa que critiquen nuestro estilo, nuestra forma de hablar, comer y pensar. Y esto sucede porque sabemos lo que piensan las personas que nos rodean a diario. Conocemos las costumbres y los prejuicios de los habitantes de nuestra ciudad o país. Viajar te libera de esto. En un lugar nuevo no juzgas y no te juzgan. Solo te importa tomar decisiones acertadas, explorar y entender el lugar. Preocuparte por la ropa y cualquier otra nimiedad pasará a un plano invisible. Al viajar, nadie impone tus reglas, solo tú lo haces y esto implica que ignores el “que dirán”.
4. Te relajarás
Cuando viajas, a veces las cosas no resultan como esperas y por esto mismo aprendes a a tranquilizarte, relajarte y dejarte llevar por la corriente de la aventura. Cosas como terminar con desconocidos en un lugar inesperados ya no te pondrán los pelos de punta. Al contrario, gozarás el instante. Es muy poco probable quejarte de cosas pequeñas, pues te darás cuenta que nada es perfecto y aprenderás a disfrutar lo que menos esperabas.
5. Serás quien realmente eres
Serás la persona que estabas destinada a ser. Las presiones de la sociedad se eliminarán de tu lista de preocupaciones y te sentirás libre de ser quien eres. Todo se verá más nítido y claro, lo cual te permitirá confiar en ti y entender que tu versión real, funciona en todos los sentidos. Y esta versión de ti, la que olvida las críticas, los problemas, los detalles sin importancia, es sin duda la mejor versión de todas. No importa en qué rincón estés, cuando estás lejos de casa, serás tú en un 100%.
6. ¡Vivirás más que nunca!
Los viajes en algún minuto concluirán, pero no por eso dejarás de lado lo que construiste en ellos. Tu mejor versión seguirá presente por el resto de tu vida y si no le pones fin a los viajes, esa versión de ti seguirá floreciendo cada vez más. Viajar es vivir y cuando vives, sacas lo mejor de ti.