Si bien apenas tienen algunos años de haber aparecido, es ya imposible imaginar nuestra vida cotidiana sin las redes sociales.
En algunos años más, nuestros medios principales de identificación y referencias curriculares más importantes, serán nuestros perfiles de Twitter, Facebook o Instagram. Y es que, en nuestros días, basta con mirar los perfiles en redes sociales de una persona para saber con qué clase de persona nos hallaremos. Todo ello nos lo dice lo que comparte o no comparte, lo que comenta, como interactúa con los demás y las herramientas virtuales que utiliza para ello.
Pero así también, existen prácticas censurables relacionadas con las redes sociales. Algunas de ellas tienen que ver con saber más de algún internauta sin autorización para ello, o bien, sin ser detectado en tal instrucción. Es por eso que, en tanto sepamos configurar de manera adecuada la seguridad de nuestros perfiles en redes sociales, podemos estar a salvo de aquellos cazadores de datos u espías furtivos que nos acechan en la Red.
Pero lamentablemente, esas no son las únicas cosas a evitar en las redes sociales. Cuando uno frecuenta estos foros virtuales, hay que sufrir algunos comportamientos indeseables de nuestros contactos de Facebook o Twitter, por ejemplo. En lo que sigue, mencionaremos algunos de ellos.
Cuando uno tiene una discusión con su pareja y esta persona no desea contestarnos el teléfono o los mensajes por correo electrónico o SMS, lo único que queda es postearle reclamos en su perfil de Facebook o reclamarle vía Twitter. Lo peor es cuando se intenta disimular el desahogo, sin nombrar al aludido o a la aludida. Y es que nuestros contactos seguro saben a quienes van dirigidos nuestros reproches. Tal práctica debe ser evitada en redes sociales, por puro respeto a nuestra pareja, contactos y nosotros mismos.
Otro consejo: si deseas vender algún producto u pertenencia en redes sociales, elije bien a que contactos se lo vas a ofrecer. Evita hacerlo a todas pues algunas personas pueden tomar a mal que hagas públicos tus problemas económicos.
Procura también no hacer un perfil en Facebook o Twitter para tu mascota. Lo que puede parecer algo ocurrente o chistoso, al final puede no serlo tanto, puesto que se hace evidente que tú eres el que actualizas el perfil de tu perro o tu gato.
Por último, evita darte a conocer en redes sociales por tu falta de conocimiento acerca de ciertos temas. Por ejemplo, no preguntes en Facebook o Twitter acerca de dudas demasiado técnicas o que se supondría por todos conocidas. En el primer caso podrían ofenderse nuestros contactos y en el segundo, podemos dar la impresión de ser personas con escasa cultura general.