El ejido "El Soliseño", Tamaulipas

AQUÍ SE OCULTABA EL CELEBRE AL CAPONE

Posee infinidad de construcciones estilo francés del siglo XV al XVII protegidos por la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos

El ejido “El Soliseño” es parte de las 78 comunidades rurales que tiene Matamoros, Tamaulipas. Su terreno es apto para todo tipo de siembras, como maíz, sorgo, algodón, fríjol, garbanzo, sandía y melón entre otros cultivos.

Sus habitantes tienen ganado vacuno y caprino, gallinas, guajolotes, cerdos, Desee tiempo inmemorable la abundante fauna proporciona todo: variedad de peces, entre los que destaca todavía el catán entre esteros y lagunas, pero también hay conejo, liebre, pato, paloma de ala blanca, codorniz, huilota entre otras especies.





EXPRESIONES

En el ejido se registran actividades de convivencia e interacción con una comunidad rural, conociendo sus expresiones sociales y culturales.

Don Juan José Solís compró las tierras que medían tres mil 125 varas por seis leguas de fondo, frente al río, a Antonio Urízar de la corona Virreinal de la corona española, comerciante de la contratación de Sevilla. De allí su nombre “El Soliseño”. Es decir por su apellido Solís.




SABÍA QUE…

El ejido se ubica a 35 kilómetros al oriente de la ciudad. Se llega a el por medio de la carretera federal número 2, en el tramo que va de la ciudad de Matamoros a Nuevo Progreso, en el Municipio de Río Bravo. A cinco minutos de distancia del Puente Internacional “Tratado de Libre Comercio-Lucio Blanco”.





AL CAPONE

Alphonse Gabriel Capone Pecino, el celebré creador del "Sindicato del Crimen" con sus ayudantes Frank Nitti, Campagna, Guido Cicerone, Guzk y Fischetti, Vicente, Enzo y Guido Fretes se convirte en el "Rey del hampa" en Chicago, Estados Unidos.

Su nombre generaba temor y respeto en los bajos fondos del país.

Después de deshacerse de sus rivales, Capone siguió enriqueciéndose gracias al tráfico ilegal de bebidas alcohólicas ocasionado por la Ley Seca, y a través de su vasta red clandestina de salas de juego. Se calcula que en 1927 la fortuna de Capone ascendía a cien millones de dólares.

Es allí en donde compró una casa en el ejido “El Soliseño”, mandó construir una bodega en donde a veces se ocultaba, dicen las viejas crónicas y los historiadores de la ciudad.

Allí mismo tenía gran cantidad de cajas de vino que transportaban sus secuaces para hacerse de todo el mercado clandestino en Estados Unidos y lo distribuía según sus intereses.

De la casa solamente quedan las bardas de lo bien construida que se hizo.





LA ANÉCDOTA


En los años 30’s y 40’s, la comunidad erradico por completo el robo en todos sus géneros. La idea era simple.

Cada acusado debía cargar sobre sus espaldas el botín y dar una vuelta a la plaza para que fuera visto por los pobladores e identificado plenamente.

Así podían verse hombre cargando en sus espaldas desde vacas, hasta caballos. Los hombres para no verse señalados huían del poblado.


Texto y Fotos: Oscar Treviño Jr.
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