Bahía de Lübeck
La belleza del norte y del espíritu.
Lubeca, la reina de todas las ciudades hanseáticas, fue fundada en 1143 como la primera "ciudad occidental de la costa del mar Báltico". Una atmósfera medieval y monumentos de la historia de la civilización, como la Puerta de Holsten, siguen determinando actualmente el maravilloso paisaje urbano y rememoran su glorioso pasado como ciudad libre y hanseática.
Lubeca: durante muchos siglos, el nombre de esta ciudad fue símbolo de libertad, justicia y bienestar. El "Derecho de Lubeca", en su momento una unión muy progresista de fundamentos básicos del derecho territorial y marítimo, inspiró la fundación de más de 100 ciudades alrededor del mar Báltico, lo que constituyó la condición previa para el enorme crecimiento de la Liga Hanseática hasta convertirse en el mayor poder comercial de su era. Lubeca era el centro indiscutible de todas ellas, una de las metrópolis más esplendorosas del comercio mundial. El casco antiguo de la ciudad, rodeado de agua, con las siete torres de sus cinco iglesias principales, ofrece 1.000 años de historia viva y desde 1987 está protegido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en calidad de monumento nacional. Y con razón: los monumentos góticos, renacentistas, barrocos y del clasicismo, sus callejuelas y caminos, iglesias y monasterios, casas señoriales y fortalezas proyectan una excepcional armonía. Una de las joyas del gótico báltico es la iglesia Marienkirche, el templo más soberbio de Lubeca, prototipo de otras 70 iglesias en toda el área báltica, dotada de la bóveda más elevada en ladrillo del mundo y de una importancia arquitectónica inestimable. La iglesia, que domina majestuosamente todo el casco antiguo desde su punto más elevado, se enfrenta en cierto modo cara a cara con el Centro de la Música y de Congresos, conocido como MuK, ofreciendo un moderno contraste. El pabellón más grande de Lubeca es el escenario principal del Festival de Música de Schleswig-Holstein, a la par que el Centro de Congresos internacional, la Filarmónica y el Auditorio Municipal. Además de la arquitectura moderna, el grupo de figuras "Los extraños" de Thomas Schütte, situado en la cubierta del pabellón, es un distintivo inconfundible del MuK, una obra expuesta anteriormente en la exposición documenta y un símbolo para todos aquellos que abandonan su patria y empiezan una nueva vida en el extranjero.
Otra de las obras arquitectónicas importantes del casco antiguo es el conjunto que rodea el Ayuntamiento, el castillo-convento Burgkloster y el Koberg (un barrio del siglo XIII completamente conservado) con la iglesia de Santiago, el Hospital del Espíritu Santo y los edificios situados entre las calles Glockengie??er y Aegidienstra??e, el barrio de las venerables casas de los patricios entre la iglesia de San Pedro y la catedral, la famosa Puerta de Holsten, el emblema de la ciudad, y el almacén de sal a la orilla izquierda del Trave. Un paseo por la Lubeca medieval es una experiencia única, tanto más porque la ciudad tiene también muchos aspectos modernos que ofrecer: al final del día, empieza la noche en las numerosas tabernas, restaurantes, clubes y discotecas, y no pocos hanseáticos sensatos y reservados descubren aquí su lado más alegre. Quizás incluso así era Günter Grass quien, junto con Thomas Mann y Willy Brandt, es uno de los tres ganadores de un Premio Nobel cuyo nombre está muy vinculado a la ciudad de Lubeca. La exposición permanente del "Foro de literatura y artes plásticas", conocida como la Casa de Günter Grass, muestra sus dibujos e ilustra la estrecha relación existente entre su obra literaria y artística. El espacio del foro también incluye un jardín con esculturas de Grass, un archivo, una biblioteca y una tienda. Por así decirlo, a través de su puerta trasera se accede a la casa de Willy Brandt, inaugurada en 2007, un museo y espacio conmemorativo en honor al Premio Nobel de la Paz y ex canciller alemán. Una visita al Centro Heinrich-y-Thomas-Mann, inaugurado en 1993 y también situado en el corazón del casco histórico de Lubeca, conduce al visitante hacia el mundo absorto de los "Buddenbrooks" y por la vida y obra de los hermanos escritores. En las tres casas, igual que en toda la ciudad, será bien recibido, aunque no haya ganado ningún Premio Nobel. Mucho más importante es degustar la especialidad de la ciudad y deshacerse en elogios: el mazapán de Lubeca, la tentación más dulce desde que se descubrieron las almendras.