Cómo llegar al ombligo del mundo y dormir en la ciudad que nunca duerme
Llegar a Buenos Aires es fácil.
Sólo hay que seguir una hoja suelta en el viento. La migración de cualquier ave. Buscar el inicio de todos los caminos. Seguir las miradas del mundo entero. Al menos, así lo creen los porteños.Una enorme ciudad de casi 2 millones y medio de habitantes (multiplica por 3 o 4 si agregas el enorme anillo urbano que rodea Buenos Aires) que cada día acoge a otros 3 millones que llegan del conurbano a trabajar. Ellos saben muy bien cómo llegar: trenes suburbanos, cientos de líneas de autobuses, combis, empresas de taxis o de remise (una forma local de taxi que acude bajo llamada telefónica y tarifa por destino). En metro, aquí llamado “subte“.
Toda esa enorme red de transporte está abierta al pasajero que ha llegado a la capital argentina principalmente en vuelos internacionales como el de Iberia que me ha llevado a Buenos Aires aprovechando el programa de viajero frecuente. Pero no sólo se llega en avión, sino también en un continuo flujo de autobuses de larga distancia que provienen de cualquier punto de Argentina o Sudamérica.
Cuando te enfrentas a semejante enjambre de líneas, rutas y recorridos, te preguntas : ¿Cómo hago para moverme por Buenos Aires? Sencillo: hazte con tu tarjeta SUBE y bájate la aplicación correspondiente. Con ella accedes a todas las líneas de autobuses urbanos o “colectivos“, al subte y a los trenes urbanos. En este momento, en que estoy en Buenos Aires participando de la acción “blogueroGold” aprovechando los beneficios de la Tarjeta Gold American Express, el costo de la tarjeta SUBE es de 15 pesos y recargas por el valor que quieras (piensa que por cada viaje te descontarán aproximadamente 3 a 5 pesos del saldo).
Y ahora: ¿Cómo elegir una ubicación para el hotel? Aquí te voy a dar unas pistas para que cuando reserves tus servicios tanto sea a través de la agencia de viajes de American Express o por tu cuenta, reconozcas los distintos sectores de la ciudad y elijas en función de tus gustos y necesidades.
Buenos Aires se divide en 48 barrios, muchos de ellos no son una opción de alojamiento para el turista. Sin embargo muchos otros tienen nombres que te sonarán porque tienen un fuerte atractivo para el visitante: San Telmo, Palermo, La Boca son algunos de ellos.
Al alojarte en el llamado “microcentro” te acercas al corazón de la ciudad, a los lugares históricos, su historia. Por allí está la Catedral, el Cabildo colonial y también el moderno desarrollo urbanístico de Puerto Madero. Estarás a un paso de cafés notables, cines, teatros, librerías, espectáculos de tango.
Desde el Obelisco hacia la Plaza de Mayo se dibuja una diagonal y a su alrededor las calles del centro: Corrientes, Esmeralda, San Martín, Lavalle, Florida. Encontrarás todo tipo de hoteles, muchos antiguos, y tendrás de donde elegir. Ten en cuenta que la zona cambia bastante entre el día y la noche, cuando las oficinas cierran y el movimiento desaparece de las calles.
Su lado positivo es que estarás muy bien conectado con cualquier rincón de Buenos Aires: por aquí comienzan o cruzan todas las líneas de metro, pasan cientos de líneas de colectivos encontrarás un taxi libre con solo levantar la mano. Por eso elegí alojarme aquí, en el centro mismo de Buenos Aires, en el Rochester Hotel M, sobre la tradicional calle Esmeralda y a pasos de la famosa avenida Corrientes.
Antes mencioné al Obelisco, icono de la ciudad, que se ubica en el cruce de la avenida 9 de julio y la avenida Corrientes, frente al bellísimo Teatro Colón. Si buscas un hotel de la mejor categoria, justo frente al Obelisco está el Panamericano que, además de permitirte tener unas vistas privilegiadas de sus habitaciones, tiene desde la planta 23 exclusiva para sus clientes, un spa panorámico que es un verdadero balcón a Buenos Aires.
Nos vamos a otro barrio muy buscado, Palermo. Más exactamente al famoso Palermo Viejo: una cuadrícula de adoquines centenarios dibuja un puñado de manzanas de casas bajas, de arquitectura italianizante muy típica de principios del siglo XX. Antiguas casas de inmigrantes y comerciantes, de obreros y empleados que hoy dan cabida a algunas de las expresiones más modernas e innovadoras del diseño y la gastronómica argentina.
Palermo Viejo lo tiene todo, incluyendo un buen número de hoteles design, hostales y bed & breakfast para todo presupuesto. Una joyería pared de por medio con la panadería de toda la vida, el colegio junto al showroom de un diseñador de moda, una mercería antigua compartiendo acera con el bar más trendy o el almacén del barrio junto a una galería de arte. Todos comparten este espacio urbano, y viven la ciudad con el ritmo de un barrio.
Es fácil llegar y moverse en Buenos Aires. Lo difícil es no caer en su embrujo.
Agradezco a American Experess que me diera la oportunidad de probar los servicios de viajar con el programa Membership Rewards para volver a Buenos Aires.
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