Cámaras escondidas vigilan la vida en la Selva Lacandona
Las cámaras trampa ayudan a monitorear especies difíciles de seguir, por sus hábitos nocturnos o porque son evasivas y difíciles de observar
Una red de cámaras escondidas vigila las 24 horas a las especies que habitan la Reserva de la Biosfera, Montes Azules en Chiapas, muchas de ellas en peligro de extinción.
Estas cámaras han registrado la actividad de diferentes especies de mamíferos que viven en esta reserva todo el día durante cuatro años consecutivos.
"La parte del monitoreo de mamíferos la hacemos utilizando cámaras trampa que se activan con un sensor de calor y movimiento que ponemos por toda la selva y básicamente nos permite ver dónde, cuántos animales hay y lo que hacen mientras nosotros no estamos ahí", explica la bióloga Valeria Towns, quien trabaja en la Estación Chajul, desde donde se realiza el monitoreo.
La reserva de Montes Azules tienen una extensión de 331,000 hectáreas, en ella viven cerca del 50% de las aves de todo el país, el 30% de los mamíferos, el 50% de las mariposas diurnas.
El tapir y el jaguar son especies que son monitoreadas con mayor detalle pues se encuentran en peligro de extinción. Algunas otros mamíferos que son vigilados por estas cámaras son el pecarí de collar, el venado y el puma.
Las cámaras, que son colocadas en sitios estratégicos, son muy útiles en ecosistemas donde las especies son evasivas y difíciles de observar directamente, o tienen hábitos nocturnos, como es el caso de las selvas tropicales, detalla Towns, quien es coordinadora del Programa de Monitoreo de Fauna y Ecosistemas de la organización Natura Mexicana.
La información obtenida por las cámaras ha permitido un mejor entendimiento de la ecología de poblaciones y el comportamiento de las especies que habitan este ecosistema, saber qué comen, documentar el crecimiento de las crías y cómo interactúan entre las diferentes especies, explica en su sitio web Natura Mexicana, organización que trabaja con el Instituto de Biología de la UNAM.
Esto es parte del trabajo que realizan biólogos y especialistas que trabajan en la Estación Chajul, donde personal técnico realiza monitoreo permanente, labores de vigilancia, protección y operación de proyectos.
El lugar cuenta con dormitorios, laboratorios, bodegas y un auditorio al aire libre, donde se dan pláticas a científicos y estudiantes sobre las labores de la estación.
"Estamos empezando un programa (de monitoreo) también de los animales que viven en los árboles y además tenemos un programa muy importante de monitoreo de anfibios y reptiles y de aves básicamente monitoreamos la diversidad del ecosistema", señala Towns.
Otro de los proyectos de la Estación Chajul es la conservación de la guacamaya roja. La Selva Lacandona es la única región del país donde aún hay poblaciones de esta ave.
“Nosotros desarrollamos un programa muy importante de monitoreo para saber el estado de sus poblaciones, qué tan bien conservadas están, pero además tenemos otro programa de recuperación de los nidos que están en riesgo de ser saqueados para ser vendidos como animales de ornato de manera ilegal. Nosotros lo que hacemos es recuperar esos nidos criar esas guacamayas y después liberarlas y regresarlas al ecosistema”, comenta la bióloga Towns.
En 10 años que lleva el proyecto se han liberado más de 30 guacamayas que hoy viven libres en la selva. Natura Mexicana estima que hay entre 350 y 450 guacamayas en la rivera del Río Lacantún.
La conservación de la flora y fauna de la Selva Lacandona está relacionada a la producción de agua en el país, pues en ella, y en la cuenca del río Usumacinta, se produce el 30% del agua dulce del país.
“En un momento en que se quitan las selvas y desaparecen los árboles la producción de agua disminuye muchísimo, por eso es muy importante, es un servicio ambiental muy importante que nos brindan estas selvas”, señala Towns.
Una red de cámaras escondidas vigila las 24 horas a las especies que habitan la Reserva de la Biosfera, Montes Azules en Chiapas, muchas de ellas en peligro de extinción.
Estas cámaras han registrado la actividad de diferentes especies de mamíferos que viven en esta reserva todo el día durante cuatro años consecutivos.
"La parte del monitoreo de mamíferos la hacemos utilizando cámaras trampa que se activan con un sensor de calor y movimiento que ponemos por toda la selva y básicamente nos permite ver dónde, cuántos animales hay y lo que hacen mientras nosotros no estamos ahí", explica la bióloga Valeria Towns, quien trabaja en la Estación Chajul, desde donde se realiza el monitoreo.
La reserva de Montes Azules tienen una extensión de 331,000 hectáreas, en ella viven cerca del 50% de las aves de todo el país, el 30% de los mamíferos, el 50% de las mariposas diurnas.
El tapir y el jaguar son especies que son monitoreadas con mayor detalle pues se encuentran en peligro de extinción. Algunas otros mamíferos que son vigilados por estas cámaras son el pecarí de collar, el venado y el puma.
Las cámaras, que son colocadas en sitios estratégicos, son muy útiles en ecosistemas donde las especies son evasivas y difíciles de observar directamente, o tienen hábitos nocturnos, como es el caso de las selvas tropicales, detalla Towns, quien es coordinadora del Programa de Monitoreo de Fauna y Ecosistemas de la organización Natura Mexicana.
La información obtenida por las cámaras ha permitido un mejor entendimiento de la ecología de poblaciones y el comportamiento de las especies que habitan este ecosistema, saber qué comen, documentar el crecimiento de las crías y cómo interactúan entre las diferentes especies, explica en su sitio web Natura Mexicana, organización que trabaja con el Instituto de Biología de la UNAM.
Esto es parte del trabajo que realizan biólogos y especialistas que trabajan en la Estación Chajul, donde personal técnico realiza monitoreo permanente, labores de vigilancia, protección y operación de proyectos.
El lugar cuenta con dormitorios, laboratorios, bodegas y un auditorio al aire libre, donde se dan pláticas a científicos y estudiantes sobre las labores de la estación.
"Estamos empezando un programa (de monitoreo) también de los animales que viven en los árboles y además tenemos un programa muy importante de monitoreo de anfibios y reptiles y de aves básicamente monitoreamos la diversidad del ecosistema", señala Towns.
Otro de los proyectos de la Estación Chajul es la conservación de la guacamaya roja. La Selva Lacandona es la única región del país donde aún hay poblaciones de esta ave.
“Nosotros desarrollamos un programa muy importante de monitoreo para saber el estado de sus poblaciones, qué tan bien conservadas están, pero además tenemos otro programa de recuperación de los nidos que están en riesgo de ser saqueados para ser vendidos como animales de ornato de manera ilegal. Nosotros lo que hacemos es recuperar esos nidos criar esas guacamayas y después liberarlas y regresarlas al ecosistema”, comenta la bióloga Towns.
En 10 años que lleva el proyecto se han liberado más de 30 guacamayas que hoy viven libres en la selva. Natura Mexicana estima que hay entre 350 y 450 guacamayas en la rivera del Río Lacantún.
La conservación de la flora y fauna de la Selva Lacandona está relacionada a la producción de agua en el país, pues en ella, y en la cuenca del río Usumacinta, se produce el 30% del agua dulce del país.
“En un momento en que se quitan las selvas y desaparecen los árboles la producción de agua disminuye muchísimo, por eso es muy importante, es un servicio ambiental muy importante que nos brindan estas selvas”, señala Towns.