La utilización de dispositivos electrónicos en los aviones siempre ha sido objeto de gran controversia. Desde hace mucho tiempo los aparatos electrónicos han estado prohibidos o parcialmente prohibidos en los vuelos comerciales.

O por lo menos eso es lo que nos señalan las azafatas en cada oportunidad que tenemos de volar. Durante décadas enteras se nos ha enseñado que usar un teléfono inteligente durante un traslado aéreo o desactivar el modo avión va a ocasionar que el vuelo tenga turbulencias, genere un loop de 270 grados y termine teniendo un percance fatal.

Sin embargo recientes estudios han indicado que esto es totalmente falso. Por ejemplo, con el paso del tiempo organismos como la Comisión Europea y la EASA han dado luz verde a las líneas aéreas para que puedan ofrecer servicios inalámbricos en sus travesías aéreas.

Una solución de las varias que se han ensayado es el uso de tecnologías como las picocélulas un sistema diseñado para recoger las señales de los teléfonos móviles de un avión y dirigirlas a un satélite para conducirlas a unas estaciones base ubicadas en Tierra. Este sistema no deriva en interferencias de navegación y comunicación con la propia aeronave y garantiza la seguridad de los vuelos.