El tiburón ballena, el tesoro más preciado del turismo en Maldivas
Es el pez más grande del mundo con cerca de 12 metros de longitud y se cree que habita en la Tierra desde hace 60 millones de años.
Este espectacular escualo es también una de las principales atracciones para los turistas que visitan las paradisíacas Islas Maldivas, que se sumergen en sus aguas para bucear al lado de este amigable tiburón. Así lo refleja el primer estudio que ha investigado su importancia en el ecoturismo.La iniciativa ha sido de los científicos del Programa de Investigación del Tiburón Ballena en las Maldivas (MWSRP), que con su estudio han descubierto que el tiburón ballena (Rhincodon typus) es la clave de la economía del paraíso turístico de las Maldivas.
El trabajo, publicado esta semana en la revista PeerJ, revela que un simple grupo de tiburones ballena de un solo atolón de las Maldivas genera el 3% de los ingresos en ecoturismo mundial de tiburones y cerca de la mitad de todo el archipiélago de Maldivas.
Se trata del Ãrea Protegida del Atolón Marino South Ari (SAMPA), que en 2013 atrajo a 77.000 turistas y dejó más de siete millones de euros en ingresos directos a las empresas que ofrecen la oportunidad de ver de cerca al tiburón ballena, una cifra que supuso un incremento respecto a 2012, dónde los ingresos llegaron a superar los 5.600 millones de euros. "Esta zona es uno de los pocos sitios conocidos en los que estos animales se reúnen a lo largo de todo el año", declara James Hancock, coautor y director de MWSRP. "Hemos comprobado que el tiburón ballena se han convertido en una gran atracción turística en la zona, pero no esperábamos estas cifras", concluye.
Evitar el estrés de los tiburones
El director de MWSRP, Richard Rees, afirma que en cierto sentido "los tiburones ballena son perfectos" para el ecoturismo porque, además de ser "el tiburón más grande del mundo", su lento movimiento y su preferencia por aguas de poca profundidad en el SAMPA lo hace accesible para buceadores y practicantes de 'snorkel', "lo que abre una experiencia de vida salvaje apta para casi todo el mundo".
Sin embargo, Rees admite que estas prácticas traen consigo "un grado de riesgo en términos de bienestar, tanto para los tiburones como para los turistas", y es que, a pesar de que el SAMPA es la región de visualización de tiburón ballena más popular en las Maldivas, esta área todavía no tiene regulación. "Lo alentador es que los miembros de la industria con los que hemos hablado están de acuerdo en que estos riesgos deben ser gestionados y las comunidades locales están receptivas a la participación en la gestión de la zona", concluye Rees.
Algunos conservacionistas no apoyan las actividades con estos escualos por la creencia de que éstos pueden estresarse, sin embargo, Richard Rees asegura a El Mundo que "actualmente no existe ninguna evidencia que sugiera que los tiburones se agobien por los buceadores en el agua". Sin embargo, el investigador espera que su estudio ponga de manifiesto que "es necesario poner en marcha medidas preventivas" debido al valor de este escualo en las Maldivas, asegurando "que cualquier impacto posible esté monitorizado desde cerca y se mantenga a un nivel sostenible".
Además, el estudio de MWSRP deja entrever que elaborar un plan que salvaguarde esta zona de reunión de tiburones ballena podría reducir las posibles pérdidas económicas que resultaría de la salida de la zona de los tiburones debido al estrés que les provoca la atención que reciben.
Otro de los coautores del estudio, Fernando Cagua, admite que "todavía hay muchos misterios acerca de estos tiburones", pues no saben ni por qué van al atolón ni por cuánto tiempo se quedan, aunque tienen esperanza porque "poner sobre la mesa el tema del dinero es un paso importante para garantizar su conservación", declara, pues como resultado del estudio las comunidades locales y los representantes de la industria del turismo han comenzado a preocuparse por elaborar un plan de gestión, decididos a esforzarse para crear un destino turístico de clase mundial de tiburones ballena.