Las historias más locas en los hoteles
{{El personal de los mejores hoteles promete cumplir cualquier capricho, pero a veces no saben lo que dicen
}}
Los viajeros muestran su verdadero yo al personal de los hoteles, y los concierges deben lidiar con muchas locuras y berrinches. La gente interactúa con ellos asumiendo que hay confidencialidad, por lo que se revela mucho de ellos mismos, a veces demasiado. Y el personal debe sonreír y asentir, sin juzgar ninguna clase de petición que se le haga.
Aquí hay algunas de las historias más extrañas que ellos mismos cuentan, de acuerdo con el diario The Huffington Post.
Hora de ir de compras
Isabelle Hogan, concierge en The Mark Hotel: "Una de mis huéspedes tenía 16 años y su padre le dio 100 mil dólares en efectivo para ir de compras. Como yo era mujer, el padre me pidió que la acompañara. Y ahí estábamos, dentro de una limusina con su asistente. Recuerdo que yo tenía seis meses de embarazo y anduvimos de tienda en tienda, mientras ella compraba la misma cosa en diferentes colores. Pasamos ocho horas comprando".
Por supuesto, hay huéspedes que piden drogas
Un empleado de un hotel platica: "En promedio, me piden drogas una vez cada seis meses. ¿Realmente quieren que alguien del personal sepa que consumes drogas en tu habitación?"
Y también prostitutas
Se supone que los concierges deben apegarse a la ley, como cualquier ciudadano, en países donde la prostitución es ilegal. Pero eso no detiene a la gente a la hora de pedir un servicio así.
Los buenos concierges suelen encontrar formas creativas de evitar eso, como Mike Holovacs, a quien un miembro de una poderosa familia neoyorquina le pidió que le consiguiera una prostituta. Holovacs le contestó: "Acabo de leer un artículo y dice que uno de cada 40 habitantes en esta ciudad tiene VIH". El huésped declinó su petición y le dio 50 dólares como propina.
También existen programas de alerta de tráfico de personas y redes de prostitución en los que concierges pertenecientes a hoteles cinco estrellas participan.
Y a veces, lo impredecible
Lo más extraño que un huésped pidió a un ex-concierge del hotel Ritz Carlton, fue que entregaran un tazón lleno de lichis en un sauna lleno de hombres desnudos.
{{Llaves cruzadas
}}
Para poder vivir con toda esa locura, existe Clef D'or, una sociedad internacional para concierges de hotel, en la cual se basó Wes Anderson para crear la "Sociedad de las Llaves Cruzadas" en su más reciente cinta, El gran hotel Budapest. Sus miembros aseguran ofrecer el mejor servicio y cumplir cualquier demanda de los huéspedes gracias a su amplia red de contactos alrededor del mundo. ¿Su insignia? Un par de llaves cruzadas.
Traducción: Samantha Michelle Guzmán
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Los viajeros muestran su verdadero yo al personal de los hoteles, y los concierges deben lidiar con muchas locuras y berrinches. La gente interactúa con ellos asumiendo que hay confidencialidad, por lo que se revela mucho de ellos mismos, a veces demasiado. Y el personal debe sonreír y asentir, sin juzgar ninguna clase de petición que se le haga.
Aquí hay algunas de las historias más extrañas que ellos mismos cuentan, de acuerdo con el diario The Huffington Post.
Hora de ir de compras
Isabelle Hogan, concierge en The Mark Hotel: "Una de mis huéspedes tenía 16 años y su padre le dio 100 mil dólares en efectivo para ir de compras. Como yo era mujer, el padre me pidió que la acompañara. Y ahí estábamos, dentro de una limusina con su asistente. Recuerdo que yo tenía seis meses de embarazo y anduvimos de tienda en tienda, mientras ella compraba la misma cosa en diferentes colores. Pasamos ocho horas comprando".
Por supuesto, hay huéspedes que piden drogas
Un empleado de un hotel platica: "En promedio, me piden drogas una vez cada seis meses. ¿Realmente quieren que alguien del personal sepa que consumes drogas en tu habitación?"
Y también prostitutas
Se supone que los concierges deben apegarse a la ley, como cualquier ciudadano, en países donde la prostitución es ilegal. Pero eso no detiene a la gente a la hora de pedir un servicio así.
Los buenos concierges suelen encontrar formas creativas de evitar eso, como Mike Holovacs, a quien un miembro de una poderosa familia neoyorquina le pidió que le consiguiera una prostituta. Holovacs le contestó: "Acabo de leer un artículo y dice que uno de cada 40 habitantes en esta ciudad tiene VIH". El huésped declinó su petición y le dio 50 dólares como propina.
También existen programas de alerta de tráfico de personas y redes de prostitución en los que concierges pertenecientes a hoteles cinco estrellas participan.
Y a veces, lo impredecible
Lo más extraño que un huésped pidió a un ex-concierge del hotel Ritz Carlton, fue que entregaran un tazón lleno de lichis en un sauna lleno de hombres desnudos.
{{Llaves cruzadas
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Para poder vivir con toda esa locura, existe Clef D'or, una sociedad internacional para concierges de hotel, en la cual se basó Wes Anderson para crear la "Sociedad de las Llaves Cruzadas" en su más reciente cinta, El gran hotel Budapest. Sus miembros aseguran ofrecer el mejor servicio y cumplir cualquier demanda de los huéspedes gracias a su amplia red de contactos alrededor del mundo. ¿Su insignia? Un par de llaves cruzadas.
Traducción: Samantha Michelle Guzmán