Los Sabores de Baja California Destino gourmet
Los contrastantes climas y paisajes de Baja California sólo se comparan con
la inspiración heterogénea de las culturas que han convivido en su territorio.
Escenario de mar, desierto, bosque, montaña, planicie… en este marco
de naturaleza a un tiempo benévola y hostil, personas de los más diversos
orígenes han encontrado su hogar, haciendo del arte culinario una suculenta
expresión de su identidad y del amor por su tierra.
Desde el origen del hombre en la península, las aguas que envuelven estos
litorales han aportado buena parte de los ingredientes que conforman la
típica gastronomía del Estado, mismos que al entrar en contacto con las
influencias del centro y sur del país, devinieron en obras maestras como la
langosta Puerto Nuevo, el chorizo de abulón, la almeja ahumada y
los tacos de pescado capeados, por nombrar algunas. Evidencia de esta
vocación por el mar y color de los puertos pesqueros es la infinidad de
pescados y mariscos en restaurantes y mercados, sobre todo cuando es
ocasión de algún evento o festival gastronómico.
Los sabores del “Viejo Mundo”, también indispensables en el panorama
gastronómico de Baja California, arribaron con los misioneros que trajeron
consigo las semillas que hoy colman de olivos y vides los valles de la entidad.
Excelentes vinos de mesa, olivas curtidas, aceites de oliva, mermeladas
y quesos artesanales son algunos de los productos introducidos por los
europeos, que al acompañarse con las delicias del mar dieron origen a la
cocina BajaMed, síntesis de la cocina mediterránea con un colorido y picante
toque de México. Fecunda y heterodoxa, esta vanguardia culinaria no deja
de evolucionar día a día, enriqueciéndose con productos de los valles y las
costas de Baja California, como por ejemplo las verduras en miniatura, el
mejillón, la langosta y el atún, todos con calidad de exportación.
El carácter cosmopolita de las grandes ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali
suscitó el nacimiento de platillos de fama mundial, como la ensalada César
y el cóctel Clamato, sin olvidar la comida china de Mexicali, legado cultural
de los inmigrantes del siglo pasado, que hoy es parte esencial de la oferta
gastronómica de la capital. El Puerto de Ensenada, a su vez, se enorgullece de
ser el lugar de origen del popular cóctel Margarita, una bebida que pasó a
ser un atractivo más de este destino de playa. Muy cerca de aquí, en el Valle de
Guadalupe, como efímeras reliquias perduran las recetas rusas heredadas por
los colonos molokanes de principios de siglo XX, cuyo recuerdo permanece en
panes, aderezos, vinos, vinagretas, empanadas y guisados de res y cordero, que
pueden adquirirse en restaurantes de la zona.
De Tijuana a la apacible ciudad de Tecate, cruzando por La Rumorosa
hasta llegar a Mexicali, el gusto por la cebada encuentra en las cervezas
Tijuana, Tecate, Mexicali y Cucapá una seducción irresistible. El
ingrediente secreto de cada una de ellas es el agua prístina que brota de
los manantiales de las sierras del norte. A su paso por Tecate, pruebe el
típico pan dulce mexicano, cocinado de manera tradicional en hornos
de ladrillo encendidos con leña. Mientras que hacia el sur, por el lado del
Mar de Cortés, los camarones azules de San Felipe no pueden faltar
como protagonistas de su mesa.
Sazonados con la historia, el esfuerzo y el talento creativo de sus pobladores,
los sabores de Baja California consentirán su paladar y permanecerán por
siempre en su corazón.
la inspiración heterogénea de las culturas que han convivido en su territorio.
Escenario de mar, desierto, bosque, montaña, planicie… en este marco
de naturaleza a un tiempo benévola y hostil, personas de los más diversos
orígenes han encontrado su hogar, haciendo del arte culinario una suculenta
expresión de su identidad y del amor por su tierra.
Desde el origen del hombre en la península, las aguas que envuelven estos
litorales han aportado buena parte de los ingredientes que conforman la
típica gastronomía del Estado, mismos que al entrar en contacto con las
influencias del centro y sur del país, devinieron en obras maestras como la
langosta Puerto Nuevo, el chorizo de abulón, la almeja ahumada y
los tacos de pescado capeados, por nombrar algunas. Evidencia de esta
vocación por el mar y color de los puertos pesqueros es la infinidad de
pescados y mariscos en restaurantes y mercados, sobre todo cuando es
ocasión de algún evento o festival gastronómico.
Los sabores del “Viejo Mundo”, también indispensables en el panorama
gastronómico de Baja California, arribaron con los misioneros que trajeron
consigo las semillas que hoy colman de olivos y vides los valles de la entidad.
Excelentes vinos de mesa, olivas curtidas, aceites de oliva, mermeladas
y quesos artesanales son algunos de los productos introducidos por los
europeos, que al acompañarse con las delicias del mar dieron origen a la
cocina BajaMed, síntesis de la cocina mediterránea con un colorido y picante
toque de México. Fecunda y heterodoxa, esta vanguardia culinaria no deja
de evolucionar día a día, enriqueciéndose con productos de los valles y las
costas de Baja California, como por ejemplo las verduras en miniatura, el
mejillón, la langosta y el atún, todos con calidad de exportación.
El carácter cosmopolita de las grandes ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali
suscitó el nacimiento de platillos de fama mundial, como la ensalada César
y el cóctel Clamato, sin olvidar la comida china de Mexicali, legado cultural
de los inmigrantes del siglo pasado, que hoy es parte esencial de la oferta
gastronómica de la capital. El Puerto de Ensenada, a su vez, se enorgullece de
ser el lugar de origen del popular cóctel Margarita, una bebida que pasó a
ser un atractivo más de este destino de playa. Muy cerca de aquí, en el Valle de
Guadalupe, como efímeras reliquias perduran las recetas rusas heredadas por
los colonos molokanes de principios de siglo XX, cuyo recuerdo permanece en
panes, aderezos, vinos, vinagretas, empanadas y guisados de res y cordero, que
pueden adquirirse en restaurantes de la zona.
De Tijuana a la apacible ciudad de Tecate, cruzando por La Rumorosa
hasta llegar a Mexicali, el gusto por la cebada encuentra en las cervezas
Tijuana, Tecate, Mexicali y Cucapá una seducción irresistible. El
ingrediente secreto de cada una de ellas es el agua prístina que brota de
los manantiales de las sierras del norte. A su paso por Tecate, pruebe el
típico pan dulce mexicano, cocinado de manera tradicional en hornos
de ladrillo encendidos con leña. Mientras que hacia el sur, por el lado del
Mar de Cortés, los camarones azules de San Felipe no pueden faltar
como protagonistas de su mesa.
Sazonados con la historia, el esfuerzo y el talento creativo de sus pobladores,
los sabores de Baja California consentirán su paladar y permanecerán por
siempre en su corazón.