Los siete timos y robos más comunes en los viajes
En estos primeros días de 2015 todavía muchos están disfrutando las vacaciones, lo que implica más desplazamientos y momentos en que las pertenencias pueden quedar más expuestas.
Cada aeropuerto, hotel, ciudad y, en general, cada viaje es diferente y pueden darse situaciones en entornos en los que no estamos familiarizados, por mucha experiencia viajera que tengamos.Cuando viajamos, nos relajamos, bajamos la guardia y nos confiamos de un modo que nunca haríamos en nuestra ciudad. Aunque en la inmensa mayoría de los viajes no sucede nada, a continuación te hablamos de los siete timos y robos más comunes en los viajes de los que hasta los viajeros más experimentados podrían ser víctimas.
Al tiempo que aumentan los viajes por el mundo, lo hace el número de ladrones oportunistas que se aprovechan de los descuidados viajeros. Y cuanto más atentos estemos, más habilidosos serán los estafadores para hacernos caer en sus trampas.
La recomendación general es tener el pasaporte, cámara de fotos y otros objetos de valor bien guardados, cerca del cuerpo y dejar todo lo que no sea necesario durante el viaje en casa. Pero ni así estaremos protegidos ante situaciones como las que siguen.
La llamada a tu habitación del hotel
Recibes una llamada en la habitación de tu hotel, pretendiendo ser de la recepción. Te piden verificar la información de tu tarjeta de crédito, pues según te dicen no han podido cobrar de tu tarjeta, o tuvieron algún error en su sistema. Lo que ciertamente está sucediendo es que un ladrón está intentando conseguir tus datos.
Para evitarlo: cuelga y llama tú directamente a recepción para confirmar si es cierto.
En el control de seguridad del aeropuerto
En la cola del control de seguridad del aeropuerto, dos ladrones se sitúan uno delante y otro detrás de ti. En el mismo orden queda el equipaje en la cinta esperando a ser escaneado. Al mismo tiempo, el que está delante pasa por el detector de metales habiéndose olvidado de vaciar sus bolsillos de llaves, monedas, etc. Pasa varias veces por el detector, le inspeccionan y tú te quedas detrás mirándolo todo y esperando tu turno. Mientras eso sucede, el otro ladrón, que está detrás de ti, rebusca en tu bandeja objetos de valor y los cambia a la suya.
Para evitarlo: vigila tu equipaje y avisa al personal del aeropuerto si ves algo raro.
Sujeta al bebé
Este robo lo perpetran un grupo de personas y una señora con un supuesto bebé. De repente, sin esperarlo, una señora te da con urgencia su bebé. Sin sospechar nada lo sujetas quedándote con ambas manos ocupadas y dejando tu equipaje descuidado. Antes de que te des cuenta de que se trata de un muñeco enrollado en tela, sus compinches ya te habrán levantado todas tus pertenencias.
{{Para evitarlo: mejor que no te suceda, pues sería difícil no caer en la trampa.
El policía falso y el trapicheo}}
En mitad de la calle se te acerca un tipo y te ofrece a escondidas algo ilegal. En ese instante aparecen dos supuestos agentes de policía sin uniforme, pero con su respectiva placa, aparentemente legal. Entonces os piden, tanto a ti, como a tu nuevo cómplice, la cartera y el pasaporte. Lo que viene luego es evidente.
Para evitarlo: revisa bien la placa y si tienes dudas, solicita acudir a otro policía o a una comisaría.
La pulserita
Se te aproxima alguien y, con su cara más simpática, te regala una pulserita. Te la atas, pensando qué gente más buena hay en este país y, justo después de tenerla en tu muñeca, tu nuevo amigo te pide dinero por ella. Si te niegas, empezará a gritar que se la has robado.
Para evitarlo: no pienses que hay tanta buena gente por ahí y rechaza cualquier regalo de extraños.
Las del taxista
Hay muchas formas de que un taxista te cobre más de lo debido, desde taxímetros trucados, hasta taxistas que se niegan a usarlo o dicen tenerlo averiado.
Para evitarlo: antes de subir, asegúrate que es un taxi registrado, que va a usar el taxímetro; si no es así, negocia el precio antes de la carrera y ten una idea aproximada de cuánto cuesta realmente preguntando a una persona del lugar.
El hotel equivocado
Seguimos con taxistas, tan serviciales unas veces y otras, no tanto. En este caso, llegas a tu destino, te subes en un taxi y pides que te lleve hasta el hotel. El taxista te miente diciendo que ese hotel lo cerraron pero que conoce otro similar. Aceptas y te lleva hasta allí. Luego resulta que el precio de la habitación es superior al real y en cuanto subas a la habitación el taxista se llevará su correspondiente comisión.
Para evitarlo: bájate del taxi, súbete en otro taxi o llama a tu hotel para verificar la dirección.