Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco y Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, BCS
Animales que vieron los antiguos
Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco y Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, BCS
La piedra fue el lienzo utilizado por los antiguos habitantes de la Sierra de San Francisco desde el arcaico temprano.
Ahí, en las cuevas dibujaron lo que entonces podía importarles. Pintaron en negro, rojo, amarillo y blanco los animales que les otorgaban sustento y la visión que de sí mismos tenían.
Diferentes motivos forman un universo de figuras colosales que no ha borrado el tiempo.
Lo asombroso:
Relativamente cerca de la Sierra de San Francisco y su arte rupestre, se halla el Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, el lugar donde arriban cada invierno las ballenas grises.
Llegan huyendo del Océano Ártico, del helado paisaje lleno de monotonía, y se instalan en las lagunas costeras de San Ignacio y Ojo de Liebre para reproducirse y cuidar de sus crías.
Su presencia importa, mantiene el equilibrio de las aguas, y es tan remota que aparece venerada por los antiguos en los grandes murales de las cuevas.
Todavía, cuando se les mira en el mar, las ballenas parecen como surgidas de esas húmedas pinturas elaboradas siglos atrás.
Te va a gustar:
San Ignacio puede ser un buen punto de partida para ir en busca de cuevas y ballenas.
Una opción es el hotel Casa Lereé
-*Callejón Morelos No. 20
-*Tel. 01 (615) 154 0158;
-*casaleree. com
-*floreado y pequeño.
Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco y Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, BCS
La piedra fue el lienzo utilizado por los antiguos habitantes de la Sierra de San Francisco desde el arcaico temprano.
Ahí, en las cuevas dibujaron lo que entonces podía importarles. Pintaron en negro, rojo, amarillo y blanco los animales que les otorgaban sustento y la visión que de sí mismos tenían.
Diferentes motivos forman un universo de figuras colosales que no ha borrado el tiempo.
Lo asombroso:
Relativamente cerca de la Sierra de San Francisco y su arte rupestre, se halla el Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, el lugar donde arriban cada invierno las ballenas grises.
Llegan huyendo del Océano Ártico, del helado paisaje lleno de monotonía, y se instalan en las lagunas costeras de San Ignacio y Ojo de Liebre para reproducirse y cuidar de sus crías.
Su presencia importa, mantiene el equilibrio de las aguas, y es tan remota que aparece venerada por los antiguos en los grandes murales de las cuevas.
Todavía, cuando se les mira en el mar, las ballenas parecen como surgidas de esas húmedas pinturas elaboradas siglos atrás.
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