Puerto Balandra
No mucho antes de arrobar al muelle de La Paz, capital del Estado de Baja California Sur, puede hallarse una ruta que conduce a Puerto Balandra, santuario de aficionados al submarinismo, ya sea perfectamente equipados o sencillamente con esnórquel y visor. Hay un borde rocoso que define los límites de la plata y posteriormente una secuencia de rocosos arcos y cuevas, caprichosas formaciones geológicas que integran un asombroso entorno submarino. Las aguas de Puerto Balandra son generosas en especies como el barrilete, la sierra, el cazón, la barracuda, el tiburón verde, las ostras perleras y el atún. Lo que más puede disfrutarse en el puerto, para fines recreativos, es el buceo, los campamentos, la natación, la pesca, el velerismo y el remo.
A sólo un kilómetro de La Paz, se ubica también uno de los parajes más atractivos de la región: la península de El Mogote, donde se producen deliciosas ciruelas. Este detalle ha hecho surgir la frase popular de que “quien del Mogote ciruelas prueba, a la Paz no deja”. Por otra parte, en esta parte del territorio bajacaliforniano se ha construido un fraccionamiento con canales en los que los visitantes pueden realizar paseos en lancha hasta el mar. Otra de las maravillas turísticas del entorno de Puerto Balandra es un cerro enorme que evoca la apariencia de una cabeza humana, lo cual motiva que se le conozca como el Cerro de la Calavera.
A la playa de Puerto Balandra se puede acceder durante todo el día. En el periodo estival se presentan algunas lluvias durante el verano, pero la temporada de ciclones inicia en agosto y se prolonga hasta noviembre. De inmediato destaca el contraste en el paisaje generado por la arena clara con el tono áspero de las formaciones rocosas que se levantan en la zona como auténticos monumentos naturales. Los visitantes captan un silencio y una tranquilidad muy especiales. Incluso no se escucha tan intenso el golpeteo de las olas en la playa. Todo ello se combina para hacer de Puerto Balandra un santuario costero de excepcional belleza en las inmediaciones de La Paz.
Las panorámicas desérticas que brinda Baja California Sur son de los más intensos alicientes para visitar esta región del territorio mexicano. Las playas que rodean a la ciudad de La Paz, generan un grato contraste con la rotunda aridez del desierto prevaleciente en la zona. Por otra parte, por la transparencia de las aguas de los puertos y bahías como Balandra, estamos ante un espacio privilegiado para la práctica del submarinismo en sus más diferentes facetas, por ejemplo, el buceo o el esnórquel.
Además, los afectos al ecoturismo también encuentran muy interesante visitar Puerto Balandra por las muchas bellezas silvestres que nos ofrece, especialmente propicias para la fotografía de paisajes. Balandra tiene la ventaja de que aún no cuenta con una gran afluencia turística, por lo que se trata de un lugar poco explotado y tiene el encanto de las playas vírgenes más hechizantes de la República Mexicana. Se trata de un rincón costero de gran pureza silvestre, limpio, pacífico, sin daños derivados de la actividad humana en la región. Tal vez Puerto Balandra sea el sitio de Baja California Sur donde más y mejores formaciones rocosas dignas de fotografiar se concentren en el ámbito de la península bajacaliforniana.
En este sentido, sobresale el monumento natural conocido como El Hongo, que da la apariencia de ser un colosal árbol de roca de tres metros de alto y 40 centímetros de ancho.
A sólo un kilómetro de La Paz, se ubica también uno de los parajes más atractivos de la región: la península de El Mogote, donde se producen deliciosas ciruelas. Este detalle ha hecho surgir la frase popular de que “quien del Mogote ciruelas prueba, a la Paz no deja”. Por otra parte, en esta parte del territorio bajacaliforniano se ha construido un fraccionamiento con canales en los que los visitantes pueden realizar paseos en lancha hasta el mar. Otra de las maravillas turísticas del entorno de Puerto Balandra es un cerro enorme que evoca la apariencia de una cabeza humana, lo cual motiva que se le conozca como el Cerro de la Calavera.
A la playa de Puerto Balandra se puede acceder durante todo el día. En el periodo estival se presentan algunas lluvias durante el verano, pero la temporada de ciclones inicia en agosto y se prolonga hasta noviembre. De inmediato destaca el contraste en el paisaje generado por la arena clara con el tono áspero de las formaciones rocosas que se levantan en la zona como auténticos monumentos naturales. Los visitantes captan un silencio y una tranquilidad muy especiales. Incluso no se escucha tan intenso el golpeteo de las olas en la playa. Todo ello se combina para hacer de Puerto Balandra un santuario costero de excepcional belleza en las inmediaciones de La Paz.
Las panorámicas desérticas que brinda Baja California Sur son de los más intensos alicientes para visitar esta región del territorio mexicano. Las playas que rodean a la ciudad de La Paz, generan un grato contraste con la rotunda aridez del desierto prevaleciente en la zona. Por otra parte, por la transparencia de las aguas de los puertos y bahías como Balandra, estamos ante un espacio privilegiado para la práctica del submarinismo en sus más diferentes facetas, por ejemplo, el buceo o el esnórquel.
Además, los afectos al ecoturismo también encuentran muy interesante visitar Puerto Balandra por las muchas bellezas silvestres que nos ofrece, especialmente propicias para la fotografía de paisajes. Balandra tiene la ventaja de que aún no cuenta con una gran afluencia turística, por lo que se trata de un lugar poco explotado y tiene el encanto de las playas vírgenes más hechizantes de la República Mexicana. Se trata de un rincón costero de gran pureza silvestre, limpio, pacífico, sin daños derivados de la actividad humana en la región. Tal vez Puerto Balandra sea el sitio de Baja California Sur donde más y mejores formaciones rocosas dignas de fotografiar se concentren en el ámbito de la península bajacaliforniana.
En este sentido, sobresale el monumento natural conocido como El Hongo, que da la apariencia de ser un colosal árbol de roca de tres metros de alto y 40 centímetros de ancho.