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Los fabulosos alrededores de Puerto Vallarta

Nota sobre Los fabulosos alrededores  de Puerto Vallarta

Rodeada por extraordinarias selvas tropicales con cascarlas sensacionales de las dos Sierras Madre y por las cálidas playas y aguas de la Bahía de 'Banderas, Puerto Vallaría incita a los visitantes a explorar las indescriptibles maravillas de la naturaleza que circundan a la ciudad.

Si esto le parece poco, piense entonces en las históricas minas y en los pueblos indios en las montañas y comunidades pesqueras que se levantan alrededor de la bahía, y sabrá porqué esta zona es rincón predilecto de vacacionistas de todo el planeta.

San Sebastián del Oeste
Ubicado en un impresionante valle de casi dos kilómetros de altura, San Sebastián del Oeste fue fundado en el año 1605 cuando los españoles descubrieron minas de plata en las montañas que protegían al valle. Como si se tratara de un museo viviente, las angostas escalinatas de adoquines del pueblo, sus viejas casas, su iglesia y su plaza central no son sino el reflejo de una época lejana que parece haberse escapado de las apasionantes páginas de un libro de Historia. Aquí, el vacacionista puede visitar la casa de un cosechero de café, ver cómo se tuestan y muelen los aromáticos granos y después disfrutar una taza del café java más fresco que haya probado su vida. Una hilera de fachadas que se construyeron hace 300 años bordea un lado de la plaza, en tanto las oficinas principales de la vieja compañía minera bordean el otro lado. La antigua edificación es hoy día un hotel, y en el patio cobijado por la sombra de los árboles se puede saborear un original almuerzo que recordará durante mucho tiempo.



Los indios huichol
El intrincado arte y las bellas pinturas con hilos y abalorios de las galerías de los artesanos de Puerto Vallarta simbolizan las profundas fantasías religiosas y tradiciones de los indios huichol. Gracias a que esta tribu de indios vive en sitios muy remotos e inhóspitos dé la Sierra Madre, jamás los conquistadores españoles pudieron doblegarlos, y todavía mantienen gran parte de su auténtica cultura precolombina. Los visitantes pueden llegar al pueblito de San Andrés Coamihata volando en un avión pequeño, y una vez allí vivir la experiencia de ver una cultura que no ha sufrido cambios en más de 2.000 años. A los aldeanos les gusta mostrar las delicadas pinturas y esculturas de animales que elaboran, obras que reproducen los símbolos sagrados de sus arraigadas creencias religiosas.

Mísmaloya
La salvaje naturaleza y el glamour de Hollywood se amistaron en este pueblecito que se halla a unos 15 minutos al sur del centro de Puerto Vallarta. En 1963, el sonado romance de los actores Richard Burton y Elizabeth Tayior, mientras Burton rodaba la película La noche de la iguana. (The Night of the Iguana), causó un inesperado boom en la industria turística de la zona. Visitar el restaurante Noche de la Iguana, que aparece tal cual es en el filme, al igual que el Huston's Seafood Restaurant & Sunset Bar (ubicado en la casa donde en determinada época de su vida habitó el afamado director norteamericano John Huston), es una de las paradas obligadas de los vacacionistas. Para un delicioso almuerzo y la vivencia de nadar en el río Mismaloya, le bastará con escalar la montaña hasta llegar El Edén Restaurant. Las rocas de la orilla forman un hermoso lugar llamado Los Arcos, un sitio muy popular entre los dueños de embarcaciones al que se puede ir en las llamadas pangas, una embarcación que se usa mucho en la región.

Bucerías
Si está buscando una alternativa apacible al infatigable ambiente de Puerto Vallarta, entonces planee un viaje de un día a Bucerías, un pequeño poblado de pescadores que está apenas a 20 minutos del aeropuerto de la ciudad en taxi o en autobús. Con más de 11 kilómetros de lindísimas playas, este sitio es uno de los preferidos por las familias y visitantes que andan en busca de un poco de paz. Con tiendecitas baratas en vez de los abarrotados centros comerciales que conocemos, y cafés a la orilla del mar con bandas locales de música en vez de las cadenas de restaurantes y discotecas abiertas toda la noche, Bucerías hace que vuele la imaginación y nos, a pensar cómo era Puerto Vallarta lleva hace 25 años.

Por las mañanas, los pescadores se preparan para zarpar desde la playa, y los encantadores burros comparten las estrechas calles del pueblo con los ruidosos taxis. Las buganbilias cubren las paredes y bardas de los jardines, y los domingos el mercado de pulgas atrae tanto a los lugareños como a los turistas. La mayor parte de las atracciones quedan a corta distancia de la playa y del centro de la ciudad. Únase a los habitantes y dé un paseo alrededor de la clásica plaza cuadrada mexicana que es conocida como el zócalo, una glorieta en el centro, no lejos la iglesia. Con un sinfín de cafés, vendedores callejeros y restaurantes para escoger, usted puede probar desde un rico taco hasta deleitarse con una "comida rápida" fresca debajo de un restaurante palapa en plena playa. Sí lo que prefiere es una cena más formal, entonces disfrute un pescado que se capturó ese mismo día en la romántica atmósfera de un restaurante iluminado únicamente con la luz de las velas. Los alojamientos varían desde los hoteles tres estrellas hasta los tradicionales hoteles mexicanos con precios módicos. Practique sus habilidades de golfista en el campo de golf Flamingos, adquiera un bronceado de envidia en la playa o deleítese con un sabroso cappuccino mientras revisa su correo electrónico en un cibercafe, en tanto se compadece de sus colegas de oficina, batallando contra el tráfico mientras usted se siente en otro mundo.

Punta de Mita
El poblado Punta Mita —que queda a unos 45 minutos del centro de Puerto Vallarta— se levanta en una península en la parte norte de Bahía de Banderas. Se caracteriza por ofrecer siempre pesca de altura, embarcaciones charters que se pueden alquilar para ver las graciosas ballenas, al igual que la oportunidad de practicar surfing y adquirir un fabuloso bronceado a mediados de invierno. En la actualidad el complejo turístico Four Seasons y el campo de golf cuyo diseño fue encargado al célebre jugador Jack Nicklaus han terminado por volverse las atracciones principales del sitio.

Sayulita
Sayulita, ubicada aproximadamente a 35 kilómetros al norte de Puerto Vallarta, es un lugar famoso por la exuberancia de su vegetación selvática, sus playas de aguas cristalinas, un surfing de categoría mundial y un ambiente decididamente amante del dolcefar niente. Si quiere saber cómo era el México rural mucho antes de que los concurridos centros turísticos hicieran su aparición en la escena, recorra las calles empedradas con adoquines. Puede aprender surfing en plena la playa y observar arrobado cómo los pescadores preparan y lanzan al agua sus redes y atarrayas. Como almuerzo, una buena idea es pedir algún plato a base de pescados y mariscos frescos bajo una palapa a la orilla del mar y extasiarse ante el sabor único del México marítimo. De igual modo, existen amenas excursiones a caballo con guías que lo llevan a lo largo de la orilla o por los bosques cercanos, o tal vez quiera pasear por los senderos tanto a pie como en una bicicleta de montaña.

San Francisco (San Pancho)
La localidad de San Francisco (también llamada cariñosamente San Pancho por los lugareños), a unos 16 kilómetros al norte de Sayulita. brinda un panorama todavía más real del México de antaño. En los años setenta, el entonces presidente de la república, Luis Echeverría, quiso convertir a San Francisco en un modelo de comunidad turística local y llegó a concluir la construcción de una escuela, un hospital y su chalet personal frente al mar (que luego se convirtió en un centro turístico) antes de irse de México. Desde esos tiempos, el auge del turismo en Puerto Vallarta no parece haber afectado en nada a las tranquilas callejuelas. Los visitantes recorren los senderos de la selva, se detienen en la observación de pájaros y ballenas o se pasan las horas muertas bebiendo estupendas pinas coladas y olvidándose de la agitada vida de las grandes urbes, mientras las olas Íes acarician los pies hundidos en la arena. Con docenas de tiendas y boutiques, además de 30 sitios donde comer, San Pancho es una irresistible tentación para el paladar, con un montón de platos de distintos estilos, que van desde sabrosos tacos a base de mariscos hasta una exquisita cocina internacional.

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