Vivir viajando puede ser más barato que quedarse quieto. Te contamos cómo.
¿Cómo puede ser que vivir viajando sea más barato que quedarse quieto?
– Viajar puede ser tan barato o tan caro como te lo propongas. Vivir viajando es muy distinto a vivir de vacaciones.
– El lujo está en el hecho de estar viajando, no hay necesidad de gastar fortunas para recrearse. Una noche bajo las estrellas puede ser un plan perfecto.
– No hay lugar para lo material ni modas que seguir. Uno aprende a vivir con lo que la espalda puede cargar, que es más que suficiente para cubrir todas las necesidades.
– Se terminan los compromisos sociales. Nada de tener que gastar en salidas obligadas con los compañeros de trabajo, ni en regalos de cumpleaños por tener que quedar bien.
– Desaparecen las facturas por pagar. No más suscripción al gimnasio, alquiler, agua, luz, internet ni plan mensual de teléfono. En viaje se vive al día.
Cuando uno está de viaje, los principales gastos son el transporte, alojamiento y comida. Al fin y al cabo, no son tan distintos a los de una vida sedentaria, pero los números sí lo son.
Transporte
Si vives en una ciudad, todos los días tendrás un gasto fijo en transporte al trabajo, a los que habrá que sumarle algún que otro taxi. Si tienes auto, el gasto es más alto todavía: gasolina, seguro, estacionamiento, etc…
Viajando puedes reducir este gasto a cero si decides viajar a dedo, en bicicleta, o incluso caminando. No sólo ayuda a mantener un presupuesto mochilero, también es una fuente inagotable de historias. Si estas opciones no son lo tuyo, hay muchas otras formas de trasladarse sin gastar fortunas.
– Autos compartidos: aunque no está desarrollado en todo el mundo, cada vez hay más viajeros que eligen esta opción, sobre todo para viajar por Europa. Es una especie de autostop organizado, donde los conductores publican en internet su ruta y fecha de viaje, y cualquiera que necesite hacer el mismo trayecto los puede contactar y sumarse. Los gastos del combustible y peajes son compartidos entre todos los pasajeros.
– Aerolíneas de bajo costo: aunque muchas veces se crea que volar es muy caro, nunca está de más chequear los precios de los aéreos, porque consiguiendo una buena promoción puede ser una opción más económica que ir por tierra. Es clave suscribirse a las aerolíneas para enterarse de las ofertas.
– Buses locales: mientras que muchos prefieren viajar en un bus de lujo y con aire acondicionado, casi siempre existe la opción de hacer el mismo recorrido en uno local por una fracción del precio. Tardará más y resignarás comodidad, pero podrás conectarte mucho más con los lugareños.
Alojamiento
Si pagás alquiler, al irte de viaje notarás un alivio en tu billetera, porque ya no estarás atado a ese gasto fijo todos los meses. Es que hoy en día, el viajero que paga alojamiento es porque quiere. Y no hay nada de malo en esto, porque a veces uno necesita su espacio, pero cada vez hay más recursos para anularlo de tu presupuesto.
– Couchsurfing: si nunca lo escuchaste nombrar, es una red que une locales con ganas de conocer gente con viajeros en busca de un lugar donde pasar la noche y de acercarse más a la cultura del país que visita. No hay dinero de por medio, porque lo que ganan ambas partes es invaluable.
– Trabajar a cambio de alojamiento y comida: si no querés estar de paso en un lugar, esta opción es para vos. Es un intercambio donde no sólo tendrás el techo y la comida cubiertos, reduciendo tus gastos casi a cero, sino que además aprenderás nuevas habilidades. Hay cientos de proyectos por todo el mundo que necesitan voluntarios, desde escuelas en busca de profesores temporales de idiomas hasta construcción ecológica con barro. Las páginas para empezar la búsqueda son helpx.net o workaway.info, aunque la mejor información la encontrarás en ruta de mano de otros viajeros.
– House sitting: literalmente, “cuidar casas”. Y así es, cuando los dueños se van de vacaciones ofrecen sus casas para que otros cuiden de sus plantas y mascotas. Puede que sea por una semana como por varios meses, así que es ideal para quien se quiere quedar un tiempo en un lugar.
– Acampar: quizás no hace falta que la aclaremos, pero hay varios viajeros que piensan que es algo del pasado. Nada más lejos de la realidad; la flexibilidad que te brinda llevar tu propio equipo de acampe es increíble, porque siempre tendrás un techo bajo el cual dormir, y además es gratis o muy barato.
– Alojamiento para mochileros: los famosos hostels, cada vez más populares. Dependiendo del país será el costo por noche, pero incluso alojándose todo el mes suele ser más barato que la media de alquiler en caso de una vida sedentaria.
– Casas compartidas: las hay para todos los gustos, con habitaciones privadas o compartidas, y suelen ser bastante más económicas que los hostels. Se pueden encontrar por internet, pero la mejor forma es preguntando o viendo las carteleras cuando llegás a cada ciudad.
Comida
Muchos creen que en viaje se gasta bastante más en comida que estando quietos, y algo de razón tienen. Están pensando en un viaje de vacaciones, donde comen en restaurantes para turistas todos los días a precios exagerados. Y claro, eso sí que es caro.
Cuando uno vive quieto suele tener que comprar el almuerzo afuera porque no tiene tiempo de preparar la vianda para llevar a la oficina, e ir a comer a restaurantes se hace cada vez más habitual.
La realidad es que en gran parte del mundo se puede comer en restaurantes locales por USD 2 o 3, que además de ser baratos suelen tener la mejor comida típica.
Si estás haciendo un voluntariado, probablemente la comida esté incluída y este gasto desaparezca. En los hostels o casas compartidas suele haber cocina, así que comprar las cosas en el mercado y cocinar es igual o más barato que hacerlo en tu país.
En Latinoamérica, la comida es la fuente de ingresos de muchos viajeros, quienes recorren las calles con bandejas de platos dulces o salados y los venden para cubrir sus gastos.
¿Todavía con la idea de que viajar es caro?
Sólo hay que dar el primer paso. El principal recurso que necesitas para poder viajar son las ganas. El presupuesto es solo un medio para hacerlo realidad.
– Viajar puede ser tan barato o tan caro como te lo propongas. Vivir viajando es muy distinto a vivir de vacaciones.
– El lujo está en el hecho de estar viajando, no hay necesidad de gastar fortunas para recrearse. Una noche bajo las estrellas puede ser un plan perfecto.
– No hay lugar para lo material ni modas que seguir. Uno aprende a vivir con lo que la espalda puede cargar, que es más que suficiente para cubrir todas las necesidades.
– Se terminan los compromisos sociales. Nada de tener que gastar en salidas obligadas con los compañeros de trabajo, ni en regalos de cumpleaños por tener que quedar bien.
– Desaparecen las facturas por pagar. No más suscripción al gimnasio, alquiler, agua, luz, internet ni plan mensual de teléfono. En viaje se vive al día.
Cuando uno está de viaje, los principales gastos son el transporte, alojamiento y comida. Al fin y al cabo, no son tan distintos a los de una vida sedentaria, pero los números sí lo son.
Transporte
Si vives en una ciudad, todos los días tendrás un gasto fijo en transporte al trabajo, a los que habrá que sumarle algún que otro taxi. Si tienes auto, el gasto es más alto todavía: gasolina, seguro, estacionamiento, etc…
Viajando puedes reducir este gasto a cero si decides viajar a dedo, en bicicleta, o incluso caminando. No sólo ayuda a mantener un presupuesto mochilero, también es una fuente inagotable de historias. Si estas opciones no son lo tuyo, hay muchas otras formas de trasladarse sin gastar fortunas.
– Autos compartidos: aunque no está desarrollado en todo el mundo, cada vez hay más viajeros que eligen esta opción, sobre todo para viajar por Europa. Es una especie de autostop organizado, donde los conductores publican en internet su ruta y fecha de viaje, y cualquiera que necesite hacer el mismo trayecto los puede contactar y sumarse. Los gastos del combustible y peajes son compartidos entre todos los pasajeros.
– Aerolíneas de bajo costo: aunque muchas veces se crea que volar es muy caro, nunca está de más chequear los precios de los aéreos, porque consiguiendo una buena promoción puede ser una opción más económica que ir por tierra. Es clave suscribirse a las aerolíneas para enterarse de las ofertas.
– Buses locales: mientras que muchos prefieren viajar en un bus de lujo y con aire acondicionado, casi siempre existe la opción de hacer el mismo recorrido en uno local por una fracción del precio. Tardará más y resignarás comodidad, pero podrás conectarte mucho más con los lugareños.
Alojamiento
Si pagás alquiler, al irte de viaje notarás un alivio en tu billetera, porque ya no estarás atado a ese gasto fijo todos los meses. Es que hoy en día, el viajero que paga alojamiento es porque quiere. Y no hay nada de malo en esto, porque a veces uno necesita su espacio, pero cada vez hay más recursos para anularlo de tu presupuesto.
– Couchsurfing: si nunca lo escuchaste nombrar, es una red que une locales con ganas de conocer gente con viajeros en busca de un lugar donde pasar la noche y de acercarse más a la cultura del país que visita. No hay dinero de por medio, porque lo que ganan ambas partes es invaluable.
– Trabajar a cambio de alojamiento y comida: si no querés estar de paso en un lugar, esta opción es para vos. Es un intercambio donde no sólo tendrás el techo y la comida cubiertos, reduciendo tus gastos casi a cero, sino que además aprenderás nuevas habilidades. Hay cientos de proyectos por todo el mundo que necesitan voluntarios, desde escuelas en busca de profesores temporales de idiomas hasta construcción ecológica con barro. Las páginas para empezar la búsqueda son helpx.net o workaway.info, aunque la mejor información la encontrarás en ruta de mano de otros viajeros.
– House sitting: literalmente, “cuidar casas”. Y así es, cuando los dueños se van de vacaciones ofrecen sus casas para que otros cuiden de sus plantas y mascotas. Puede que sea por una semana como por varios meses, así que es ideal para quien se quiere quedar un tiempo en un lugar.
– Acampar: quizás no hace falta que la aclaremos, pero hay varios viajeros que piensan que es algo del pasado. Nada más lejos de la realidad; la flexibilidad que te brinda llevar tu propio equipo de acampe es increíble, porque siempre tendrás un techo bajo el cual dormir, y además es gratis o muy barato.
– Alojamiento para mochileros: los famosos hostels, cada vez más populares. Dependiendo del país será el costo por noche, pero incluso alojándose todo el mes suele ser más barato que la media de alquiler en caso de una vida sedentaria.
– Casas compartidas: las hay para todos los gustos, con habitaciones privadas o compartidas, y suelen ser bastante más económicas que los hostels. Se pueden encontrar por internet, pero la mejor forma es preguntando o viendo las carteleras cuando llegás a cada ciudad.
Comida
Muchos creen que en viaje se gasta bastante más en comida que estando quietos, y algo de razón tienen. Están pensando en un viaje de vacaciones, donde comen en restaurantes para turistas todos los días a precios exagerados. Y claro, eso sí que es caro.
Cuando uno vive quieto suele tener que comprar el almuerzo afuera porque no tiene tiempo de preparar la vianda para llevar a la oficina, e ir a comer a restaurantes se hace cada vez más habitual.
La realidad es que en gran parte del mundo se puede comer en restaurantes locales por USD 2 o 3, que además de ser baratos suelen tener la mejor comida típica.
Si estás haciendo un voluntariado, probablemente la comida esté incluída y este gasto desaparezca. En los hostels o casas compartidas suele haber cocina, así que comprar las cosas en el mercado y cocinar es igual o más barato que hacerlo en tu país.
En Latinoamérica, la comida es la fuente de ingresos de muchos viajeros, quienes recorren las calles con bandejas de platos dulces o salados y los venden para cubrir sus gastos.
¿Todavía con la idea de que viajar es caro?
Sólo hay que dar el primer paso. El principal recurso que necesitas para poder viajar son las ganas. El presupuesto es solo un medio para hacerlo realidad.