Cuando pasamos por la crisis de los casi 30 años a muchos se nos atraviesa esta pregunta por la cabeza: ¿y qué pasa si me voy por un tiempo? Estar en un punto de la vida donde no hay nada dicho pero todo todo está por definirse, nos hace pensar en la opción de escapar un rato para replantearnos quiénes somos como personas y abrirnos a un mundo inmenso de posibilidades.
Algunos se atreven a hacerlo, otros se ven limitados por las familias, los novios-novias y los amigos. Pero, ¿por qué no atreverse (solo o acompañado) si al volver todo eso seguirá allí? Y no digo que sea fácil. Lo hice y la decisión implicó dejar atrás muchas cosas que me importaban, pero al final, fue mucho más lo que quedó de la experiencia. Era más que necesario hacerlo y de hecho no entendí cuan necesario era hasta que me arriesgué hacerlo. Y ¿por qué es tan indispensable una experiencia de esas características?
1. Por las nuevas y frescas perspectivas que surgen de un viaje así
Viajar por un tiempo abre la mente a nuevas ideas y opciones. Vivir en otras condiciones, en otras calles y con otras personas, es una buena forma de empezar a entender lo que realmente quieres en tu vida. La mezcla de culturas es una buena forma de poner a funcionar tu lado creativo y entender quién eres y de dónde vienes. Además, enfrentarte solo a tu vida de adulto te permitirá conocerte como persona y estructurarte de una forma que no habías imaginado antes.
2. Por la exigencia que implica hacerlo
Viajar trae sus complicaciones. Nada que hacer. Pero enfrentarse a dichas complicaciones significa ser valiente, sobre todo cuando has dejado toda tu estabilidad atrás. Tendrás que exigirte y presionarte para salir de esa zona de confort de la cual nos cuesta tanto alejarnos. Lo único que queda de luchar contra las dificultades de un viaje es enriquecimiento personal, crecimiento y un aprendizaje contundente. A futuro, ese crecimiento se verá reflejado en cualquier cosa que hagas.
3. Por abrir la mente a nuevas personas
Queremos a nuestros amigos. No hay nada de malo en eso. Pero, ¿por qué no abrirnos a otras personas? Interactuar con extraños y obligarnos a conocer personas nos fortalece como adultos. Tenemos que entender que ya no somos niños, somos seres independientes y capaces de interactuar con quien se ponga en nuestro camino. Y ¿qué se gana? Confianza y seguridad en cualquier medio en el que tengas que desempeñarte (además de nuevos amigos).
4. Por conocerte de nuevo
Cuando tu vida está bajo la dirección de tus propios pasos, te reconocerás como persona. Entenderás quién eres, cómo te desenvuelves, cómo resuelves problemas y cómo vives. Alejarte del camino tradicional te empodera y te permite realizarte de una forma jamás pensada. Todo lo que no conocías de ti florecerá y de esto surgirá algo esencial: respuestas. Las respuestas que te indicarán el camino en tu nueva vida después del viaje.
5. Para recordar qué y quiénes son importantes
La cotidianidad a veces nubla nuestra perspectiva frente a quienes son y no son importantes. Sólo alejándote de todo y todos, entenderás quienes realmente te apoyan y te acompañan. Además, se harán visibles todas esas personas que a pesar de no querer separarse de ti, te permiten cualquier cosa para que seas feliz. Conocerás, casi por primera vez, a quienes valen 100% la pena.