Pinky resurge.
Hace unos días, el delfín nariz de botella de Luisiana, de color rosado chicle, hizo olas en algunas redes sociales.
Visto por primera vez en 2007, en el río Calcasieu por el capitán de botes de alquiler Erik Rue, se cree que Pinky es, seguramente, un delfín albino, informa Greg Barsh, científico que estudia la genética de la variación de color en el Instituto de Biotecnología HudsonAlpha de Alabama.
Dos signos reveladores de albinismo son los ojos rojizos y los vasos sanguíneos de Pinky, visibles a través de su piel pálida carente de pigmentos.
El albinismo ocurre cuando las células productoras de melanina (pigmento que confiere color a piel, cabello y ojos) no pueden producir la sustancia en niveles normales o en absoluto.
Esto se debe a una mutación en uno o varios genes. Los padres de Pinky tal vez parecían delfines típicos, pero ambos debían ser portadores de una copia de la mutación en el mismo gen. Al combinarse, las mutaciones ocasionaron que el mamífero marino naciera con su color distintivo.
Pinky ha sido avistado en varias ocasiones desde hace unos ocho años, mas el albinismo se acompaña de varios problemas de salud. La melanina proporciona protección contra los rayos solares y también desempeña un papel importante en la visión: sin el pigmento, muchos albinos padecen de problemas de vista.
Por esa razón, es raro encontrar animales albinos en la naturaleza, explica Barsh, aunque son mucho más abundantes en laboratorios o como mascotas, ya que no necesitan ver para sobrevivir.
En una declaración para la estación noticiosa local WGNO-TV, el capitán Rue informó que hacía poco vio a Pinky apareándose, lo que desató especulaciones en cuanto a que se trata de una hembra y podría estar gestante, aun cuando el género del animal no se ha determinado.
Si la progenie de Pinky (inminente o no) será rosada, está por verse; pero es poco probable.
Esto se debe a que Pinky tendría que aparearse con otro albino para que sus crías también sean rosadas. Si Pinky se apareó con un portador del gen mutado, como hicieron sus progenitores, los bebés tendrían 50 por ciento de probabilidades de heredar su color.
Barsh dice que, como no sabemos cuán frecuentes son los portadores de albinismo en estado salvaje, tendremos que esperar para ver si nos llevaremos una sorpresa rosada.