Cancún siempre se ha destacado por ser uno de los destinos favoritos de millones de turistas tanto nacionales como internacionales, que visitan el estado de Quintana Roo, no solo por su precioso mar Caribe, sino también por sus hermosas zonas naturales y majestuosos paisajes que dejan sorprendido a todo aquél que lo visita.
Y uno de esos espacios naturales era el Manglar de Tajamar, que tiene en registro 100 especies, de las cuales 13 están bajo alguna categoría de protección en la Norma Oficial Mexicana. Entre las más importantes se encuentran: el cocodrilo moreletti y 44 especies de aves, entre nativas y migratorias.
Sin embargo, fue a partir del año 2000 cuando el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) desarrolló un “Plan Maestro” para la creación del llamado Malecón Tajamar, que se construiría con el propósito de conectar la zona urbana con la zona hotelera de Cancún.
Asimismo, a través de un comunicado, Fonatur aseguró que el proyecto había sido diseñado para aprovechar al máximo los recursos materiales y ecológicos, minimizando los costos y el impacto ambiental. Por lo que 5 años después, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), otorgó la autorización en materia de impacto ambiental para las obras de urbanización. Posteriormente, en el 2016, los permisos de cambio de uso de suelo en terrenos forestales, también fueron autorizados con una vigencia hasta el 8 de febrero de 2016.
Fue a partir de entonces que las obras de urbanización comenzaron a realizarse en una superficie de 70 hectáreas aproximadamente, para su comercialización tanto en usos de suelo habitacional, como comercial y de servicios. Desde entonces, el Fonatur, ha invertido en el periodo de 2000 a 2015, más de 520 millones de pesos.
Sin embargo, durante la noche del 16 de enero pasado, más del 90 por ciento de las 57 hectáreas que integran el Manglar Tajamar fueron devastadas, pese a que la zona era el hogar de diversas especies animales, con el objetivo de crear un complejo turístico.
Ante esta situación, organizaciones civiles, así como Greenpeace, exigieron a las autoridades federales y estatales detener estas obras que atentan contra el ecosistema. Por lo que un juez otorgó la suspensión provisional del proyecto que colinda con la laguna Nichupté de Cancún. Asimismo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) informó que ya se investiga la violación al derecho humano a un ambiente sano por la devastación del manglar.
Si la suspensión de las obras fuera definitiva, la recuperación natural del manglar podría darse, pero ello tardaría aproximadamente 30 años.