Sigue estas sencillas recomendaciones para reducir los efectos del Jet Lag y evita sentirte cansado en tu próximo viaje.
Nuestros cuerpos funcionan en ciclos de 24 horas llamados ciclos circadianos, es decir, la constante de sueño-vigilia que se repite y que nos indica cuándo despertar y cuándo dormir. Estos ciclos pueden verse interrumpidos por cambios de hora, sueño retrasado, turnos de trabajo nocturnos y Jet Lag.
El Jet Lag, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, es un término utilizado para describir los síntomas causados por la interrupción del "reloj interno" del cuerpo y de los ciclos de 24 horas que controla (ciclos circadianos). Tanto si eres un viajero frecuente como si estás planeando unas vacaciones a un lugar distante, es muy probable que experimentes algunos síntomas asociados al Jet Lag. Durante muchos años se consideró que el Jet Lag era simplemente un estado de ánimo pero hoy se sabe que la condición es, en realidad, el resultado de un desequilibrio natural en nuestro cuerpo causado por atravesar diferentes zonas horarias cuando viajamos.
Causas y principales síntomas
Atravesar diferentes zonas horarias es, sin duda, una de las principales causantes de sufrir Jet Lag. Aunque los malestares se agravan mucho más cuando viajamos hacia el este, los niños menores de tres años son los que menos sufren estos efectos, debido a que son más adaptables a los horarios. Sin embargo, los adultos que tiene rutinas diarias muy estrictas parecen ser los que más sufren las consecuencias de este cambio.
Las condiciones en las que te subes al avión también importan. Si estás demasiado cansado, emocionado, estresado, nervioso o con resaca antes del vuelo, también puedes ser una víctima fácil. En este sentido, la ingesta de alcohol durante el vuelo tiene un impacto hasta 3 veces más potente en nuestro cuerpo. Por ejemplo, una copa de vino durante el vuelo tiene el efecto de 2-3 copas en la tierra.
Debido a que el aire que se encuentra dentro del avión es seco, las personas que viven en lugares húmedos pueden ser más propensas a sufrir dolores de cabeza y sequedad en la piel, la nariz y la garganta; creando las condiciones óptimas para contraer un resfriado. Además, el suministro de aire fresco en clase económica no es tan bueno como en primera clase, esto puede causar cansancio, irritabilidad y dolor de cabeza. Para mitigar la hinchazón o entumecimiento de las extremidades durante un vuelo largo, es recomendable realizar estiramientos en nuestro propio asiento y caminar por el pasillo siempre que se pueda.
¿Cómo puedo reducir los efectos?
Mientras más zonas horarias crucemos, más probable será que presentemos síntomas asociados con el Jet Lag. A menudo puede tomar varios días para que nuestro cuerpo se adapte al cambio (a razón de una o dos zonas horarias por día). Así que, para reducir los efectos del Jet Lag sigue estás recomendaciones:
Selecciona un vuelo que te permita llegar tarde al aeropuerto con la finalidad de estar despierto hasta las 10 pm. Puedes tomar pequeñas siestas durante el día o la tarde, pero que no rebasen las dos horas. Al abordar el avión, trata de cambiar tu reloj a la zona horaria de destino.
Evita consumir alcohol o cafeína al menos tres o cuatro horas antes de dormir durante el vuelo. Al llegar a tu destino, evita las comidas pesadas (un aperitivo está bien, siempre y cuando no contenga chocolate). Bebe mucha agua antes, durante y después del viaje.
Al llegar a tu destino trata de salir a la calle para recibir la luz del sol siempre que sea posible. La luz del día es un potente estimulante para regular nuestro reloj biológico. Además, hacer ejercicio durante el día puede ayudar a promover una buena noche de sueño.
Evita utilizar sustancias, medicamentos y pastillas para dormir. Éstas sólo alterarán más tu ciclo circadiano natural y empeorarán los síntomas que provoca el Jet Lag.