Para todas aquellas personas que gustan de viajar por las diferentes regiones de nuestro país, resultará interesante conocer algo más acerca de los mercados populares que abundan en prácticamente cada comunidad de México.
Sin importar que se trate de un pueblo grande o pequeño, una ciudad mediana o colosal los mercados de México, se hacen presentes en cada barrio o colonia para ofrecer al público los productos más variados a precios muy accesibles. Además, estas pintorescas plazas comerciales ofrecen, especialmente en provincia, la oportunidad de adquirir valiosas artesanías.
Muy relacionados con los llamados tianguis, los mercados actuales, también proceden desde los tiempos prehispánicos. Diversas crónicas históricas detallan el asombro que sintieron los españoles cuando llegaron a tierras mexicanas y en las grandes urbes de Mesoamérica, hallaron mercados colosales, rebosantes de las mercaderías más diversas: alimentos, animales, figurillas de barro, hierbas curativas, etc.
Hoy en día, los mercados de las ciudades mexicanas se han actualizado y se estructuran a partir de secciones especializadas, que nos ayudan a encontrar en ellos, los productos que necesitamos comprar. En estos típicos lugares de las áreas urbanas del México contemporáneo, se comercializan carnes de diferentes clases: de puerco, pollo, res o pescado; artículos de limpieza, zapatos, huaraches, artesanías, etc. En prácticamente todos ellos, se encuentran áreas con fondas, en donde se ofrecen ?comidas corridas? con sopas, deliciosos guisados y postre incluido, a un precio sumamente módico.
Si bien los mercados populares de la provincia mexicana resultan especialmente atractivos por las mercancías típicas que allí se venden, los mercados de la Ciudad de México, no se quedan atrás. Existen mercados de la capital mexicana que ocupan manzanas enteras y son una especie de pequeñas ciudades: tal es el vaso del Mercado Sonora, el Mercado de Jamaica, La Merced, la Central de Abastos o el Barrio de Tepito. Destacan sobre todo La Merced y el Mercado Sonora, el primero por ser el más antiguo de México, y que se proyecta como un surrealista laberinto en donde se perciben los colores y aromas más insospechados; y el segundo, por ser un lugar donde abundan hierbas, talismanes, amuletos y otros productos relacionados con la santería.
Finalmente, en el caso de la provincia mexicana, son por demás valiosos- desde un punto de vista turístico-, los mercados tipo tianguis que instalan los indígenas en plazas públicas. Los artesanos de diferentes etnias mexicanas, comercializan así, las admirables artesanías que elaboran y diversos productos naturales.