Mazatlán y sus hermosas zonas costeras, destacan dentro de la oferta mexicana para practicar el deporte de la pesca.
Este puerto sinaloense cuenta con todo lo necesario para gozar de emocionantes expediciones de pesca. Las especies más extrañas y valiosas pueden hallarse en estas aguas del Pacífico Mexicano.
Pero no es el único punto recomendable para emprender la divertida actividad de la pesca. Por lo que se refiere a la pesca en playa existen otros muchos lugares en las costas mexicanas para entregarse a esta fascinante actividad. Sin embargo, para aprovechar al máximo de esta experiencia, es preciso seguir algunas pautas como las siguientes.
Una de ellas es la de sacar al pez cuando este se esconde. Con frecuencia, un pez cuando es capturado oculta su cabeza en el interior de unas piedras. Si en lugar de recoger la línea, decidimos disminuir la presión durante unos segundos, el pez por lo general responde a ello, nadando, y así, sale de su escondite. Si este recurso nos falla, entonces basta con girar la embarcación alrededor del escondite del pez, para así modificar el ángulo de la línea.
Leer los pájaros es otro de los trucos más provechosos para practicar la pesca en las playas de México. Por ejemplo, se sabe que un grupo de pájaros se lanza en picada a la superficie de las aguas cuando hay cerca un cardumen de peces. Vale la pena ocupar un tato para analizar el comportamiento de las aves.
Si se conducen a una misma dirección, esto quiere decir que están siguiendo a los peces. Pero en cambio, su se concentran y comienzan a girar en una misma zona, es un indicio de que bajo la superficie hay un cardumen acorralando a una presa.
Para cuando uno visite las playas mexicanas con el propósito de perfeccionar nuestra técnica de pesca otros consejos que se deben tomar en cuenta son: preparar carnada en salmuera, especialmente si se piensa viajar a sitios en donde no se podrán conseguir carnadas frescas; engarzar a peces grandes con el apoyo de un garfio, colocando el garfio detrás de la cabeza del animal, para poder controlar al pez; preparar carnada viva, para que la carnada pueda nadar o desplazarse con naturalidad y así atraer más fácil a grandes presas y también, saber localizar los pozos de mayor profundidad en donde hallar numerosos peces.