Los vehículos no tripulados sumergibles (AUV por sus siglas en inglés) se han convertido en una herramienta imprescindible para estudiar el comportamiento de mamíferos marinos, particularmente el de los grandes depredadores, como el tiburón blanco, Carcharodon carcharias.
Puede permanecer bajo el agua durante horas, no tienen miedo y la posibilidad de que un científico o buzo resulte herido es casi nula.
Unos años atrás, un equipo del Instituto Oceanográfico Wood Hole, liderado por Greg Skomal, estudiaba las costumbres del gran tiburón blanco, en la isla de Guadalupe (costa oeste de México) cuando un escualo se acercó al robot y luego, desde abajo, arremetió contra él.
De acuerdo con Skomal el estudio, publicado hace unos días, “demuestra que el uso de estos vehículos autónomos puede ser muy efectivo para observar y realizar un seguimiento de las costumbres de estos animales. Dados los actuales niveles de desarrollo de estas tecnologías, se abre un panorama de innovación para comprender en detalle la conducta de estos grandes depredadores”.
Así se ve un ataque de tiburón desde los ojos de un AUV.