Encargos de viaje, el temor de todos los viajeros

Consejos y claves para hacer y recibir encargos de viaje y conservar la amistad.



Basta que uno diga que se va de viaje para enseguida captar en la mirada de quien nos está escuchando ese leve desvío en los ojos hacia arriba y un poco hacia la derecha que indica un solo pensamiento: "¿qué le puedo pedir?" Sea que estemos de un lado o de otro de la charla hay cosas que conviene tener en cuenta con respecto a los encargos de viaje.


Hace unos años los encargos de viaje por una parte eran más simples y por otra más difíciles. Eran más simple porque siempre cabía la posibilidad de decir que no habíamos encontrado el objeto solicitado sin siquiera intentar comprarlo trayendo a cambio un horrendo souvenir para dejar sentado nuestro mal gusto como precedente o un lindo regalo para dar a entender que la voluntad estuvo. Pero si efectivamente queríamos cumplir con el encargo por afecto o compromiso hacia quien lo había pedido, podíamos a veces pasar una buena cantidad de preciadas horas de viaje a la cacería del mentado encargo recordando las palabras del solicitante (“no vas a tener problema, se consigue en cualquier parte”) con cada no recibido en cada tienda a la que entramos en nuestro viaje.

Recuerdo un año haber recorrido todos los departamentos de perfumería de cada shopping en más de siete ciudades de Estados Unidos a la búsqueda de un desodorante que vaya a saber uno qué tenía de especial sin lograr conseguirlo. Al regreso, la expresión del solicitante mostraba tanto la propia desilusión por no tener su desodorante como el descreimiento ante las razones del fracaso en el encargo. La charla se redujo a un desconfiado “qué raro, gracias igual”. Con lo cual no solamente había recorrido todas las tiendas, sufriendo en cada negativa ante todo porque significaba seguir buscando, sino que además cargaba con el elíptico reproche.

Otro tema delicado es el pago de los encargos de viaje. A veces dilatados y siempre con los problemas de los cambios de moneda y las cotizaciones de por medio.

Hoy, con la posibilidad de comprar por Internet, se terminan muchos de esos problemas, pero aparecen otros. El clásico “no te preocupes por nada, yo te lo mando al hotel” nos deja prácticamente sin excusas y a merced de los paquetes ajenos.

Una amiga una vez recibió el regalo de cumpleaños de la hija de su prima (a la que por cierto solo veía en eventos familiares). Se trataba de un precioso y enorme castillo que los empleados del hotel debieron traer en un carro de carga debido al tamaño del juguete. Y lo peor fue que ese era el primer punto de su viaje, por lo cual debió arrastrar el castillo para el que tuvo que comprar una maleta especial, por todas las ciudades del itinerario de su viaje. Por supuesto, debió soportar la mala cara de su prima cuando le pasó los costos de recepción de paquete especial en el hotel y algún sobrepeso en un avión interno.

Por más buena voluntad que el viajero tenga, por más simple que sea el pedido, siempre es bueno tener en cuenta que los encargos no deben tomarse a la ligera y si vamos a pedir algo a alguien que viaja, sería bueno y generoso tener en cuenta algunos detalles.

- Un encargo no es algo que podamos hacerle al novio de la amiga de una prima que viaja. Siempre es bueno pedir este tipo de favores a gente cercana con la confianza suficiente para negarse llegado el caso.
- A nadie le resulta simpático agrandar el tamaño de su equipaje, por eso siempre hay que tomar en cuenta las dimensiones y el peso de los paquetes.
- El pago de los encargos de viaje siempre es un punto a tener en cuenta. Es conveniente saber que puede haber gastos extra y si pagamos el encargo de antemano, al regreso sería educado preguntar si hubo algún costo adicional para que el viajero no tenga que decirlo.
- Pedir artículos frágiles es poner en un problema más a la persona que viaja y más aún si llegara a pasarle algo al objeto. encargos de viaje
- Si vamos a pedir algo que no sea por el simple hecho de pedir, sino por un motivo justificado, por ejemplo que sea algo que en nuestro país no se consigue o que hay una gran diferencia de dinero.
- Si necesitamos que el viajero vaya a comprar el objeto solicitado, debemos asegurarnos de darle todos los datos correspondientes, como por ejemplo talles, colores y alternativas por si no hay. En lo posible averigua la dirección de la tienda donde puede conseguirlo y dale el dinero para el taxi.

Si nos toca ser el viajero a quien le piden cosas, también hay detalles a tener en cuenta para que el encargo y el proceso de traerlo (siempre molesto en definitiva) sea lo más simple posible.

- Antes de aceptar el encargo, podemos darle y pedirle a quien lo solicita todos los detalles de cómo será la operación. Hay cosas que es mejor informar antes de que el hecho esté consumado.
- Es mejor si informamos sobre los cargos extra que podrían aparecer: muchos hoteles cobran un fee para recibir paquetes en el mostrador, los excesos de equipaje en las aerolíneas tampoco son gratuitos, los costos de shipping, impuestos o gastos de aduana.
- Si no nos van a enviar las cosas al hotel, es mejor advertir que tenemos poco tiempo y que es posible que no podamos realizar el encargo para evitar reproches al regreso (aunque no podremos evitar recibir el tono de reproche por más advertencia que hagamos)
- Si los encargos de viaje vienen de una persona no demasiado cercana, siempre podemos decir que no. Es importante que recordemos priorizar los pedidos de la familia por sobre los de los oportunistas que solo llaman cuando tenemos el pasaje emitido.
- En definitiva, los encargos de viaje siempre generan una situación incómoda, por eso piensa dos veces antes de realizarlos y cien antes de aceptarlos.
Anterior Siete errores a evitar para aprovechar tus viajes cortos
Siguiente Las ventajas y desventajas de un viaje todo incluido