La Isla de Skye se encuentra en Edimburgo, Escocia.
Esta bella y antigua isla forma parte de las Hébridas Interiores, siendo la más grande de este archipiélago. En este pequeño terreno rodeado de agua, podremos disfrutar al completo de la cultura gaélica, a través de sus castillos medievales y la increíble naturaleza que este rincón escocés guarda en su interior. Además, podremos realizar diferentes tipos de deportes como senderismo, escalada o rutas en barco para conocer la periferia de Skye.
Una de las zonas que no debemos perdernos es la Cordillera de Cuillins, de 993 metros de altura y que aún atesora restos de calderas y estratovolcanes. Desde esta cadena montañosa, que en la mayoría de su superficie carece de vegetación, podremos vislumbrar las impresionantes vistas del lago Slapin. Otro de los puntos de mayor interés turístico es el Neist Point, un risco rodeado de agua en el que se encuentra un pequeño faro, y al que se puede llegar unicamente a través de un sendero a pie. Desde este peñasco podremos observar los acantilados que se alzan a las orillas del faro, las raras figuras de piedra que se hallan en su costa y los bellos delfines nadando alrededor de la isla.
Por otra parte, la isla destaca por los castillos que hay en su interior y que, aún hoy en día, se conservan bastante bien. Uno de ellos es el Dunvegan Castle, antigua sede del clan McLeod en el siglo XI. Se encuentra rodeado de espléndidos y cuidados jardines, además de un pequeño río y de un lago, franqueados por puentes de madera. Otro de los castillos que merece la pena visitar es el de Armadale, que pertenecía a la familia McDonald y que se construyó siguiendo un estilo baronial escocés.
El llamado Old Man of Storr es un monolito de 55 metros de altura, visible desde multitud de puntos de la isla de Skye y que se encuentra en una colina llamada The Storr. Esta estructura parece representar el rostro de un señor mayor, por lo que verla desde cerca es realmente impresionante. También debemos pararnos a observar las impactantes cascadas Kilt Rock, con sus cataratas que surgen de las rocas y van a parar directamente al mar.
La mejor época para visitar la isla es en verano, especialmente en el mes de junio, ya que en invierno suele haber hielo, nieve y constantes lluvias, que no nos permitirán disfrutar de los extraordinarios paisajes en toda su plenitud. En lo referente a la movilidad en el interior de la isla, cabe destacar que hay pocos autobuses para transportarnos de una zona a otra, por lo que sería interesante poder llevarnos nuestro propio vehículo para llegar a todos los puntos que nos interesen. Por lo que respecta al alojamiento, Skye nos ofrece una amplia y variada gama de servicios para hospedarnos, como pensiones, hostales y hoteles, campings o casas rurales a precios muy económicos.