Avistamiento de aves y senderismo por las marismas
La isla de Amrum pertenece al archipiélago de las islas frisias septentrionales y es uno de los destinos más bellos de Schleswig-Holstein. El aire puro del mar del Norte, las marismas y una playa con una longitud infinita invitan a unas vacaciones activas y de descanso.
Con una superficie de 20,46 km², Amrum es la décima isla más grande de Alemania. Está situada en medio del parque nacional del mar de Frisia de Schleswig-Holstein y con su infinita playa "Kniepsand" ofrece suficiente espacio para los amantes de los deportes acuáticos y para quienes solo quieren darse un baño. La playa de arena tiene una longitud de diez kilómetros y en su punto más ancho de un kilómetro y medio.
Es decir, la playa es casi tan grande como la propia isla, que en total cuenta con una superficie a lo ancho de dos kilómetros y medio. Con una fuerza del viento 6, Amrum ofrece las olas perfectas para los profesionales del surf, aficionados a la vela y kiters. Desde sus 63 m por encima del nivel del mar, también se puede observar lo que acontece desde las alturas: el faro de Amrum está abierto al público y es el más alto de la costa del mar del Norte.
Además de ofertas para los turistas más activos, Amrum también permite disfrutar de excepcionales espectáculos de la naturaleza: miles de aves marinas y de playa que habitan la isla durante la época de reproducción, se acercan atraídas por el alimento que les ofrecen las marismas. Cuando durante la bajamar la arena de las marismas se seca y el mar desaparece durante un par de horas, los paseantes pueden recorrerlas andando desde Amrum hasta la isla vecina de Föhr, o a la inversa, y convertirse entonces en auténticos "avistadores de aves".
Merece la pena visitar Amrum en cualquier época del año. Cuando empieza a hacer frío, la isla resulta realmente acogedora. Cinco pueblos ofrecen alojamiento en preciosas casas típicas de Frisia con tejados de paja, o en hoteles tipo wellness que ayudarán a disfrutar de una relajación total. Los restaurantes de pescado atraen al visitante en busca del descanso, pero quien prefiera la aspereza frisia, debería terminar la noche en uno de los bares donde acuden los auténticos marineros.