En el año de 1524, cuando el español Fernando Cortés de San Buenaventura llegó a este territorio de grandes riquezas, lo que actualmente es
Sayulita en el estado de Nayarit, se proyectaba como un insospechado paraíso. Era un espacio habitado por comunidades indígenas que, de acuerdo a la tradición, sumaban más de cien mil indígenas, repartidos en unas cuarenta comunidades con sus respectivas cabeceras. Los tecosquines integraban uno de tales pueblos y moraban en la zona costera del sur de Nayarit. Ellos ostentaban una gran autonomía entre los demás habitantes del valle y de las sierras cercanas, con quienes constantemente entablaban feroces guerras.
Ya en el siglo XX, hace más de setenta años, Sayulita estaba formado por un puñado de casas, con techo de palma. Se trataba de una comunidad dedicada por completo a la cosecha de coquito, una suerte de coco en miniatura, la cual crecía fácilmente en la zona. Buena parte de los habitantes de Sayulita, laboraba en la cercana hacienda Jaltempa, sitio en donde se extraía el aceite de tal fruto.
La hacienda Jaltempa fue creciendo poco a poco, y además de producir aceite también se dedicó al giro ganadero, en el cual llego a tener una gran importancia a nivel regional. Posteriormente las propiedades de la hacienda pasaron al poder de los trabajadores y no mucho después del estado de Nayarit. Esto hizo que surgiera el ejido de Sayulita.
En la década de 1940, la producción de coquitos disminuyo ostensiblemente, y los lugareños entonces, se enfocaron también en la pesca y la agricultura. Incluso en nuestros días, estas actividades productivas siguen siendo importantes en la región, aunque menos cultivadas. Cuando, a mediados de la década de 1960, fue construida la carretera Las Varas-Vallarta, con ello se dio el inicio de otra relevante actividad en la zona: el turismo.
Algunos años más tarde se comenzó un ambicioso proyecto turístico en Sayulita con el apoyo del estado: se pavimentaron las calles y se construyó un bello kiosco, el mercado, la plaza, las banquetas, etc. En el presente este destino turístico del estado de Nayarit se levanta orgulloso entre la profusa vegetación que domina en los valles hasta la costa.
En el lugar hay algunos hoteles de gran calidad y estupendos restaurantes de pescado y mariscos. Además, es muy recomendable para los ecoturistas, por ser un sito estratégico para el avistamiento de ballenas en la temporada invernal.