La parte trasera de las naves modernas, la clase económica, aún está repleta de asientos que parecen más juntos e incómodos que nunca.
Por eso el nuevo desafío de los diseñadores industriales es intentar que la experiencia de sentarse en uno de estos asientos de avión sea lo menos dolorosa posible.
“Vemos muchas nuevas ideas para las cabinas de las aerolíneas más exclusivas, y se ha avanzado mucho en los sectores de primera clase y ejecutiva, pero la clase económica ha sido olvidada por años”, dice Jeremy White, de la consultora de diseño londinense Seymour Powell.
Hoy en día, el trabajo de la empresa de White, así como el de sus competidoras, abre una puerta a ciertas mejoras para los pasajeros que buscan los bajos precios.
El diseño de interiores de las aeronaves es un gran negocio y los expertos en el área tienen sus propias exposiciones, donde la industria se reúne para ver nuevas ideas.
Ultimamente se le ha prestado mucha atención a la distribución de los asientos. En lugar de poner filas de asientos una atrás de la otra, algunas aeronaves ponen asientos en zig zag, o alternan asientos hacia el frente y hacia atrás para asegurar un mayor espacio entre pasajeros, un concepto que Air New Zealand ha adoptado en su clase premium economy.
Y si Thompson Aero Seating, una empresa de diseño que trabaja en este concepto, logra imponerse, todos tendremos un poco más de espacio para nuestras espaldas, al escalonar las filas de los asientos de económica de manera que nadie se siente directamente al lado suyo.
En el otro extremo del espectro, aerolíneas como Ryanair están considerando incorporar asientos verticales, donde los pasajeros tienen un pequeño compartimento para posarse en los vuelos de corta duración.
Los diseñadores están explorando conceptos aún más futuristas para los asientos de clase económica.“Es una tarea que implica sus desafíos”, dice White.
Su agencia ha diseñado un asiento totalmente de tela con un mecanismo que se ajusta a la forma y al ancho de cada pasajero en tiempo real.
La idea funciona reemplazando las tres almohadillas de espuma tradicionales de los asientos por una tela estirada. Debajo hay un marco y una serie de sistemas móviles que permiten que la forma del asiento sea modificada.
La tela está sujeta por los apoyabrazos abajo y por las divisiones superiores arriba, para formar tres asientos individuales en forma de hamaca.
Los pasajeros más altos podrán apreciar que al reclinarse se utiliza el espacio del asiento estirando la base hacia adelante. La espalda del asiento no invade el espacio de las rodillas de la persona de atrás.
La clase económica siempre ha implicado aglomerar la mayor cantidad de pasajeros posible, y los nuevos asientos no lograrán que la experiencia de volar vuelva a ser lo que era en su época dorada para la mayoría de nosotros, pero como dice White, “tal vez haya una manera diferente de hacer funcionar el plan de negocios de los viajes económicos”.