En nuestro recorrido por la provincia sueca de Småland pudimos bañarnos en varias de estas playas auténticamente paradisíacas, estilo escandinavo.

O dicho de otro modo: playas nada masificadas, limpias y semi vírgenes, en las que la vegetación llega casi hasta tocar la orilla y en donde las olas continúan depositando algas y conchas marinas. Son playas en las que celebrar un picnic al atardecer, en las que no existen chiringuitos ni nadie que se nos acerque a ofrecernos "¡coco fresco!", ni pareos, ni masajes, ni nada parecido.
No muy lejos de la playa de Kalmar se encuentra el imponente puente de Öland que nos acercará a la singular isla de idéntico nombre. La isla de Öland es uno de los destinos veraniegos más populares entre los suecos, comenzando por su Casa Real que tiene allí residencia de verano, pero no por ello habremos de temer encontrarnos con una masificación turística alojada en hoteles y pisos de catorce plantas: nada más lejos de la realidad. Recordemos que estamos en Suecia, aquí el respeto por el medio ambiente es religión. Así pues, esta isla prácticamente prístina nos regalará nuevas estampas en donde la naturaleza es protagonista, algunas pequeñas ciudades como Borgholm, muy recomendable de visitar, y muchos, muchísimos kilómetros de playa.
Os recomendamos deteneros unas horas en una playa de arenas blancas situada al este de la ciudad de Borgholm, concretamente en Köpingsvik. A los pies de un tranquilo camping encontraremos, como decimos, una preciosa playa de arenas finas y blanquecinas, de aguas poco profundas y nuevamente con largos muelles de madera por los que pasear. Si bien la arena extremadamente fina de esta playa puede acabar siendo molestosa, es más que seguro que no se lo acabaremos teniendo en cuenta a la hora de imprimir otro imborrable recuerdo playero en nuestro viaje por Småland.