Nos encontramos en la estación más fría del año, el invierno.
Diciembre, enero y febrero son, por lo general, los meses que registran las temperaturas más bajas. Por supuesto, esto no es igual en toda España. Aunque parezca increíble, mientras en algunas comunidades autónomas las temperaturas llegan a los diez grados bajo cero, hay otras en las que la gente puede, un día de febrero, disfrutar de paseos por la playa e incluso salir a hacer windsurf.
Es el caso de Port Saplaya, una villa marinera situada en la costa norte de Valencia, en el municipio de Alboraya, que, en pleno invierno, tiene días soleados en los que se puede salir a la calle sin pasar frío. Entre las peculiaridades de este lugar, destaca el hecho de que popularmente se le conoce como la 'pequeña Venecia'.
Port Saplaya (en valenciano Port Sa Platja) es un barrio que nació como zona residencial en los años 70. Cuenta con un puerto interior con salida al mar y un paseo marítimo con restaurantes, bares y demás negocios dedicados a la vida marítima, como el Club Náutico de Port Saplaya.
Es, precisamente, la zona del puerto interior a la que se conoce como 'pequeña Venecia' y es fácil entender por qué. El pequeño puerto está integrado de muelles rodeados de casas adosadas y pintadas de los más llamativos colores, de forma que la dársena permite llegar con las embarcaciones a las puertas de las casas, como en una 'pequeña Venecia'.
En un primer momento, Port Saplaya se consolidó como un lugar de segunda residencia, que atraía a la gente sobre todo en periodos de temporada alta, como el verano, aunque en la actualidad es ya también la primera residencia para gran parte de la población. A día de hoy, podemos apreciar la diferencia de población entre unas estaciones y otras. Esto también se refleja en la actividad cotidiana del barrio. Podemos comprobar cómo, si se va durante el invierno, muchos establecimientos permanecen cerrados, o cómo los paseos y zonas de ocio están mucho menos frecuentados.
Sea el mes que sea, Port Saplaya es perfecto para pasar unos días de relax y disfrutar de unas maravillosas vistas a pie de playa y con el mar de fondo. La diferente disposición y forma de los edificios, el diseño de calles y plazas, la presencia de los barcos y el olor a mar crean un ambiente mágico que te hará desear volver. Al puerto sólo se puede acceder peatonalmente, por lo que convierte la estancia en una experiencia aún más agradable.
Si te interesa saber cuándo sería idóneo visitar Port Saplaya, un buen momento sería en marzo, que es cuando empiezan en Valencia las fiestas de las Fallas, en las que Port Saplaya también participa con un ninot propio (figuras típicas de las Fallas). Otra opción sería durante las fiestas populares de Port Saplaya, que están dedicadas a la Virgen del Carmen, patrona de los navegantes, y que se celebra en julio.
En cuanto al acceso, si se va en coche, las carreteras que acceden a Port Saplaya son el acceso norte a Valencia (A-7) y la carretera autonómica CV-311. Si se va en transporte público, hay un autobús local que circula semanalmente con una frecuencia de aproximadamente una hora.