Es imposible haber visto ‘Antes del amanecer’ y no haber fantaseado con conocer al amor de tu vida en un viaje en tren.
En los tiempos donde el romanticismo parece haberse visto reducido a un mensaje vía Tinder, hemos empezado a creer que eso del “chico conoce a chica”, en el momento más inesperado, ya solo pasa en las películas. Un viaje es el momento perfecto para conocer a gente nueva; por eso, si nunca te has planteado cómo o dónde abordar a esa persona que se cruza en tu vida, coge papel y lápiz, porque los expertos tienen algunas ideas que darte. Para empezar, Álvaro Reyes (http://juegatujuego.com/), autor de diversos libros prácticos para ligar, apunta a que “para ligar da exactamente igual lo que digas, lo importante es que seas congruente con tus pensamientos y sobre todo que disfrutes del proceso”.
1. Disfrutar del camino: ¿Por qué no aprovechar el trayecto en tren, avión, autobús o cualquier medio de transporte para relacionarnos y buscar conversación con nuestro compañero de al lado? Según la opinión de la sexóloga María Esclapez (http://diariodeunasexologa.es/) “es mucho más fácil utilizar cualquier excusa para entablar conversación (ambas personas tienen dos cosas en común: el medio de transporte y el destino) y, por otra parte, la otra persona no se siente invadida, ya que de alguna manera existe de antemano una norma social no escrita que permite entablar una conversación”.
2. Aprovechar un nuevo ambiente: Cuando sales por los garitos de siempre al final ves a la misma gente, incluso tienes encuentros que preferirías evitar. Sin embargo, cuando estás en una ciudad desconocida, toda la gente es nueva. ¿Supone eso más oportunidades para ligar? Según Álvaro Reyes, sí. “Por la noche hay mucha competencia, pero si actúas con confianza destacarás sobre el resto. Cuantas más veces actúes, tu confianza irá aumentando a lo largo de la noche y se traducirá en que habrá muchas más opciones de que acabes conociendo a esa persona que te gusta”. Entre sus consejos está el no pasarse de copas para superar la vergüenza, porque eso sólo dará una mala primera impresión y no nos permitirá tener los sentidos alerta. “Por la noche tienes que estar muy atento para buscar una mirada, una sonrisa, o choques accidentales”, y así provocar una conversación. Por su parte, Esclapez apunta que si lo que buscamos es conocer gente afín, es importante que antes de salir busquemos en guías o en Internet cuáles son los locales que pegan más con nuestro estilo, en vez de ir a la aventura.
3. Encontrar una pieza única en un museo: Si nos gusta viajar, quizás tengamos más oportunidades de entablar una conversación interesante con alguien en una visita cultural que por las discotecas de la zona. Como recuerda la sexóloga, “hay personas a quienes les excita los conocimientos que otra les pueda aportar, así como sus habilidades sociales o racionales, y, en definitiva, todo lo que tenga que ver con su capacidad cognitiva y su mente. A estas personas se las llama sapiosexuales”, es decir, personas que se excitan más con el intelecto que con el físico. Si quieres conectar con una de ellas, lo primero es no hacerse el interesante, porque puedes meter la pata, y simplemente comentar aquello que de verdad opinas o conoces. Reyes recomienda “buscar previamente información sobre las exposiciones que hay ese día y dedicar algo de tiempo a empaparte, por saber más y sentirte con más confianza a la hora de hablar de cualquier tema”. Si durante la visita, además de grandes piezas, coincides con alguien especial, “acércate a esa persona y habla de lo interesante que es eso para ti”. Otro sitio para conocer gente atractiva, y usar la misma fórmula, puede ser una librería.
4. Probar las excursiones en grupo: Si te falta valor para crear situaciones en las que hablar con desconocidos, y quieres que socializar y conocer gente sea algo inevitable, “la mejor opción es apuntarte solo a actividades en grupo”, apunta Álvaro Reyes, el creador de ‘Daygame’. En este sentido, María Esclapez recuerda que “si te gusta ir solo tienes la oportunidad de conocer a más personas en las típicas actividades que se organizan en todos los destinos turísticos. Es una situación idónea para observar el comportamiento del resto del grupo y sus reacciones ante las distintas situaciones que se presentan, para luego comprobar si congenian con los nuestros y si hay probabilidad de ser afines”.
5. Familiarizarte con el camarero o la camarera. “Para ligarse al camarero/a de un local hay que tener mucha labia. Están acostumbrados/as al trato con las personas e incluso a que muchas de éstas intenten ligar con ellos/as. Por ello aconsejo, siempre desde el respeto, intentar romper el hielo con algo que resulte original a la par que gracioso. Que venga alguien a romper la monotonía del trabajo haciendo reír es algo que no sucede todos los días”, opina la sexóloga. Por su parte, Álvaro Reyes resume: “Cuando trato de ligar con las camareras de una discoteca o de un bar juego mucho con el sentido del humor y, sobre todo, me comporto con la familiaridad con la que trato a una amiga a la que conozco desde hace tiempo; eso facilita mucho las cosas”.
6. Investigar la habitación de al lado: Si recuerdas tu viaje de fin de curso, seguramente recuerdes a los chicos o las chicas de la habitación de al lado y los golpecitos tontos en la pared. O quizás a los chicos de la tienda de campaña de al lado durante un festival. “Si viajas con tus amigos/as puedes aprovechar la alegría grupal que siempre se transmite y se contagia en estos viajes para ligar con otros grupos que os encontréis saliendo de fiesta, en la habitación de al lado, en la playa, en las excursiones por la montaña, etcétera. Además, lo mismo hasta te echan una mano con la persona a la que has fichado” explica la sexóloga. Y es que, como insiste Reyes, “cuando os vais de viaje con los amigos y vais con una buena actitud y ganas de pasarlo bien, acabáis conociendo a un montón de grupos tanto de chicos como de chicas que van con las mismas ganas de pasarlo bien”. ¿Qué tal llamar a la puerta y ofrecerles ir de fiesta juntos? Si no directamente podéis empezar un baile y empezar la fiesta en la habitación.
7. Compartir el taxi: Tienes que marcharte ya, y la puerta del hotel está llena de gente esperando un taxi. Todos vais a la estación de tren o al aeropuerto, y no hay coches para todos. ¿Por qué no compartirlo? A veces el amor se hace de rogar hasta el final, pero podemos aprovechar hasta el último momento, aunque, como dice María Esclapez, “en las distancias cortas es donde realmente nos la jugamos’. Álvaro Reyes, sin embargo, opina: “el taxi yo lo compartiría para ir a mi casa (o su casa) después de una noche de fiesta, si ha habido conexión con otra persona, o si es una persona que he conocido y siento que tengo ciertos vínculos”. Quizás sea entonces cuando todo empiece a ir “sobre ruedas”.