Senderos que huelen a mar
De los acantilados asturianos al ondulante litoral del Cabo de Gata, en Almeria, España cinco caminos costeros que nunca pierden de vista el oleaje
No todo es playa en verano. Las costas españolas también invitan a calzarse las botas y realizar una excursión aromatizada con romero y tomillo por la mallorquina sierra la Tramontana, o alcanzar la punta sureste de la Península a pie, después de tres días recorriendo, siempre paralelos al mar, los mejores paisajes del Cabo de Gata, en Almería.
01 El sendero del Archiduque (Mallorca)
El archiduque Luis Salvador, hijo de los grandes duques de Toscana y miembro de la familia imperial austrohúngara llegó a Mallorca en 1867. Tenía 20 años y se enamoró de tal manera de los paisajes de la isla que a ella dedicó buena parte de su vida. Luis Salvador compró grandes extensiones de terreno, acondicionó fincas y se hizo una preciosa mansión en las cercanías de Valldemosa que ahora, por cierto, pertenece al actor Michael Douglas. Una de las obras de ingeniería en las que más empeño puso el archiduque fue la construcción de un camino de herradura que sube desde Valldemossa hasta las alturas del pico Teix y vagabundea durante kilómetros por las alturas de la sierra de la Tramuntana. Parte de ese camino aún se conserva en buen estado y nos sirve para descubrir en esta excursión una de las zonas más hermosas de la sierra mallorquina. Un mundo cargado de aromas mediterráneos a romero y tomillo que nada tiene que ver con la Mallorca más tópica de playas y grandes hoteles.
Datos prácticos: la senda marcada empieza en un bosque de viejos acebuches al final del Carrer des Olivers, a las afueras de Valldemossa. La ruta circular que sube hasta el Puig des Caragoli, una peña de 994 metros de altitud, y el refugio del Teix regresa por el Pla des Pouet. Tiene en total 8 kilómetros, fáciles de completar en unas 3 horas.
02 Senda costera de Asturias
En 1997 el gobierno del Principado inició la señalización a lo largo de toda la costa del sendero de gran recorrido europeo E-9, un magno proyecto de sendero transnacional que cuando este terminado deberá unir San Petersburgo (Rusia) con el cabo de San Vicente, a sur de Portugal. En Asturias se le conoce también como la Senda Costera y permite caminar pegados al mar por algunos de los paisajes más fascinantes del litoral asturiano. No está completamente señalizado, pero si están terminados los tramos más bonitos e interesantes. Por ejemplo, en el Oriente se puede caminar de Bustio a Llanes (36,3 kilómetros), de Llanes a Celorio (5,4 kilómetros) o de la playa de La ??ora hasta el centro de Gijón (10 kilómetros, aproximadamente). En el Occidente se puede hacer, entre otros, el tramo Barayo-Navia (17,1 kilómetros), Tapia de Casariego-Vegadeo (34,3 kilómetros) o el que va del Arenal de Morís a la playa de la Greiga (12 kilómetros).
Datos prácticos: en la web de Turismo de Asturias se puede encontrar una guía práctica de cada uno de los tramos abiertos.
03 Sendero Panorámico de Vigo (Pontevedra)
Pocos aficionados a las caminatas saben que existe un sendero trazando en forma de arco en torno a la ciudad de Vigo y su ría. Se le conoce como Sendero Panorámico y recorre buena parte del concejo vigués y sus alrededores, con excelentes vistas de la ría así como de las profundidades de los bosques de eucalipto y carballo que la rodean. Está concebido como una senda periurbana, es decir, que transita zonas pobladas y núcleos rurales, aunque evita en casi todo su trazado el asfalto. Lo señalizan marcas blancas y rojas de sendero de Gran Recorrido (el GR 53, en este caso) y tiene un total de 54 kilómetros, aunque se puede caminar algún tramo menor ya que hay muy buena conexión de transporte público.
Datos prácticos: el punto de inicio del Sendero Panorámico está en Saians (municipio de Nigrán) y termina en el mirador de A Madroa, al norte del casco urbano. Para hacerlo completo se necesitan unos tres días.
04 La senda del monte Jaizkibel (Guipúzcoa)
Una senda recorre el perfil más abrupto y quebrado del litoral guipuzcoano, el del monte Jaizkibel, la gran elevación costera que separa Hondarribia y San Sebastián y desde cuyas alturas los pescadores vascos oteaban el Cantábrico en busca de ballenas. Un paseo extraordinariamente solitario y natural, pese a discurrir por una zona densamente poblada e industrializada, que transita por laderas verdes de helechos y praderas herbáceas que se funden con el azul del Cantábrico y que coincide con una de las etapas del Camino de Santiago del Norte.
Aunque el recorrido no es muy largo el sendero puede hacerse fatigoso, en especial los días de fuerte calor. El hecho de ir paralelo a una costa tan abrupta le rodea de encantos pero también le obliga a un continuo sube y baja por zonas escabrosas que puede agotar a quienes no estén muy acostumbrados.
La primera parte discurre por un camino forestal que cruza a media ladera y sin grandes desniveles el monte Jaizkibel. Arriba, sobre la cresta de la sierra, se ven aún restos de antiguos torreones de vigilancia de los pescadores. Se desciende luego hasta Pasajes de San Juan, una de las villas marineras más auténticas y mejor conservadas de Gipuzkoa, para cruzar la ría y subir de nuevo al faro de la Plata, donde empieza el tramo más salvaje y solitario de la ruta.
Datos prácticos: La ruta empieza en el santuario de Guadalupe, en Hondarribia, y termina en la playa de Gros, en San Sebastián. En total, unos 20 kilómetros.
05 La senda del cabo de Gata
Una senda permite recorrer a pie y sin perder nunca de vista el mar todo el litoral del parque natural del Cabo de Gata, uno de los paisajes más célebres de Almería. Se trata de un camino de herradura no señalizado pero bien trazado que sube y baja acantilados, que recorre playas de guijarros negros, que cruza espartales y ramblas secas colonizadas por palmitos y chumberas y que permite, en tres jornadas, disfrutar de los paisajes más intimistas y poco trillados de esta joya de la ecología mediterránea.
Empieza en Aguamarga, una localidad blanca que ha sido fondeadero de pesca desde época hispanomusulmana. Pasa por la solitaria Cala del Plomo, por Las Negras, Los Escullos, San José 'capital turística del parque' y por las famosísimas playas de Los Genoveses y el Monsul. Todo a través de un escenario abierto, radiante, de colores primarios que muestra siempre la inmensidad azul del Mediterráneo a la izquierda y el paisaje morisco de casas cúbicas de cal, higueras y algarrobos a la derecha.
Datos prácticos: la senda tiene un total de 55 kilómetros y llega hasta el mismo faro de Cabo de Gata. Se necesitan tres días para hacerla en su totalidad.