La isla de Ixtapa es una de las más populares atracciones de este destino.
Toma un taxi o el transporte colectivo que sale desde Zihuatanejo, cruza por Ixtapa hacia el norte y llega al embarcadero. Ahí puedes tomarte unos minutos para admirar el criadero de cocodrilos, en él podrás ver desde pequeñas crías hasta ejemplares de tres metros de longitud.
Después tienes la opción de rentar los servicios de una lancha para un tour privado que incluso puede hacer una parada para pescar en los alrededores de la isla. Si tuviste suerte, comerás un buen filete del mismo pescado que tú capturaste. La opción económica es abordar la lancha colectiva que, en menos de 15 minutos y por un módico precio, te llevará a la isla de Ixtapa. Sus arenas doradas y lo cristalino de sus aguas invita a esnorquelear.
La isla tiene cuatro playas. Desembarcarás en Cuachalate, nombrada así en honor de un árbol medicinal de la zona. Ese es el lado más popular y visitado del lugar, especialmente en temporada alta, con filas esperando para rentar una moto, dar un paseo en la banana acuática o para conseguir lugar bajo las palapas que sirven pescado fresco y cerveza. Si quieres relajarte, con un masaje a la orilla del mar tendrás una de las mejores siestas de tu vida.
Playa Coral atrae a nadadores, buzos y fanáticos del esnórquel, los cuales se deleitan en los arrecifes cercanos que bullen de fauna multicolor. Si buscas aguas más tranquilas, sigue el camino que te lleva a Playa Varadero. ¿Quieres aislamiento y paz? No hay mejor lugar que Playa Sacrificio, que no cuenta con la comodidad de un restaurante, sino con una pequeña colina desde la cual tendrás una maravillosa panorámica del océano Pacífico. Quizá llamarla “isla” sea un poco exagerado. Se trata de un islote que se recorre caminando, de punta a punta, en unos cuantos minutos. Pero su tamaño no desmerece la enorme cantidad de aventuras que puedes vivir en este delicioso lugar.