Colima, viene del nahuatl Acolman, que significa "lugar donde tuerce el agua" o "lugar donde hace recodo el río".
La región estuvo habitada por varios reinos que se disputaban el territorio antes de la llegada de los conquistadores españoles. A principios del siglo XVI, los purépechas alcanzaron a dominar hasta las salitreras de Tzacoalco. Sin embargo, tras la Guerra del Salitre los Tecos tomaron Sayula, Zapotlán y Amula e incluso alcanzaron a derrotar a la primera expedición española en la zona antes de caer en el Paso de Alima y en el Palenque de Tecomán ante la segunda, la cual era comandada por Gonzalo de Sandoval.
Su nombre está relacionado con seres imaginarios que habitaban los arroyos y eran conocidos como chanos. Debido a la gran cantidad de representaciones de Tláloc (dios de la lluvia) que existen en la región, es muy probable que el nombre de El Chanal, sea una remembranza de los mitos que debieron acompañar a la devoción y culto de este dios. No se ha podido determinar la procedencia étnica de los habitantes de El Chanal, ya que la producción material encontrada no se enlaza con facilidad a la tradición cerámica de Colima. El Chanal tuvo su mayor esplendor entre el 1100 y 1400 después de Cristo. Por su extensión es probable que el asentamiento prehispánico sea el más grande del estado, pues se desarrolló en ambas márgenes del Río Verde o Colima. Destacan los espacios ceremoniales, plazas, altares centrales e incluso, algunos juegos de pelota
El Chanal tuvo gremios de artesanos que conocían el uso de la metalurgia. La presencia de metal asociado a la existencia de vasijas plumbate, el uso de obsidiana, la elaboración de esculturas de barro en forma de Xantiles y de Xipe Tótec parece indicar que El Chanal estuvo habitado por un grupo emparentado, de alguna manera, con Tula. La inclinación norte-sur que caracteriza al valle de Colima fue aprovechada por los habitantes de El Chanal, el poblado se dispuso siguiendo su contorno. La zona este fue protegida a fin de que el poblado moderno, que se estableció sobre las plazas y patios, no terminara por borrar las evidencias prehispánicas.