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Malecón Puerto Vallarta / Trama Arquitectos

Nota sobre Malecón Puerto Vallarta / Trama Arquitectos

Descripción de los arquitectos.

Como parte central de un plan de renovación para el centro histórico de Puerto Vallarta, se realizó el proyecto de remodelación del Malecón. Este espacio es el corazón histórico del puerto, un paseo de 800 metros lineales entre el pueblo y el mar como atractivo principal. Desde hace varios años el automóvil se había convertido en el principal usuario del malecón, transformándolo en un paseo inseguro e incómodo para el peatón, con una barrera vehicular que lo atravesaba en todo su recorrido y desvirtuando su sentido original, el de una gran estancia que ve al mar.


La nueva propuesta arquitectónica parte del principio de regresar el Malecón a su propietario original, el peatón. Para lograrlo se transformo este en una gran explanada a lo largo de los 800 metros del recorrido, toda al mismo nivel, propiciando la salida de los vehículos en su mayor parte, permaneciendo una vialidad de velocidad disminuida, en donde el automóvil ahora, es el intruso en el nuevo espacio.



Para lograr la idea de la gran explanada al mismo nivel se afrontaron dos problemas importantes; por un lado las intensas precipitaciones pluviales, y por otro, el oleaje generado por las tormentas tropicales que cada año son más severas, teniendo que resolver estos problemas con soluciones verdaderamente eficientes desde lo técnico hasta lo económico. Para resolver el primer problema, se captó el agua pluvial que baja por las calles perpendiculares al mar desde el cerro, y antes de que llegara al Malecón se encausó mediante gálibos por debajo del mismo, dándole salida hasta el mar. En cuanto al segundo problema, teníamos un viejo muro que enfrentaba al mar y que se encontraba terriblemente deteriorado, ya que en el año 2002 el huracán Kena lo daño y las reparaciones que se hicieron fueron muy superficiales. El nuevo muro se proyecto en concreto armado y partiendo de cálculos oceanográficos y proyecciones a 100 años.




Otro tema que nos inquietaba era la accesibilidad del usuario a la playa, podíamos lograr integrar la playa al malecón como otra alternativa más para lograr esas actividades estacionarias que necesitábamos dentro del gran espacio. Para lograr lo anterior se plantean una serie de rampas que nos permiten desde el nivel del Malecón bajar a la playa con una pendiente muy suave, logrando de esta manera acercar al 100% de los usuarios, discapacitados incluidos, a la playa.


La sección de esta nueva explanada hacia el mar se creció para ganar más ancho de banqueta y de malecón, y la geometría del nuevo muro de contención se modifico, teniendo un perfil al mar con curvas que entran y salen a la playa correspondiendo este movimiento con la traza urbana existente y generando pequeñas plazas en la intersección de las bocacalles con el Malecón que alojan, ahora sí con orden, la temática escultórica tan emblemática de este lugar. Esta fachada hacia el mar se complementa con las rampas de acceso a la playa, y que al ir subiendo y bajando a lo largo del malecón se convierten en una imagen icónica de inspiración marítima fácil de entender para cualquier usuario.


La inspiración que impregnó todos los elementos del diseño fue la cultura indígena huichola (wixarika en su idioma), presente en el norte de Jalisco y en la Riviera de Nayarit. De esta forma el diseño del piso en las zonas peatonales del malecón es un tapete de concreto lavado con siluetas de la cosmogonía huichola hechas de forma artesanal con piedra de rio embutida en concreto, esta técnica es abundantemente utilizada en Puerto Vallarta.


Para lograr un paseo agradable a cualquier hora del día necesitábamos crear sombras y por lo tanto la vegetación fue un tema importante. Del lado de los comercios se plantaron almendros, especie que se puede encontrar fácilmente en Puerto Vallarta y que se adapta perfectamente a la salinidad del mar brindando una sombra amable que nos ayudaría, nuevamente a generar estas actividades estacionarias ya comentadas con anterioridad. Del lado del malecón se plantaron palmeras cocoteras y dentro de las jardineras, aparte de la vegetación seleccionada, se plantaron palmeras cola de zorro. Para que las jardineras funcionaran como estancias sombreadas, el perímetro de estas se delimito con módulos prefabricados de concreto claro que tendrían la doble función, de contener la jardinera, por un lado, y gracias a su diseño ergonómico, el ofrecer un asiento al peatón, este criterio se repitió sobre el murete perimetral frente al mar, proponiéndose este como una clara banca para ver el horizonte.


Dentro del nuevo espacio público, y participando también ya como elementos urbanos en las calles que corren paralelas al malecón hacia el sur, las esculturas que allí se encontraban pasaron por un proceso de restauración y se reubicaron en la zona norte como remates visuales de las calles perpendiculares al malecón, dándoles, como ya se anotó, un orden y relevancia dentro del nuevo espacio público. Los Arcos y la escultura de “El niño y el hipocampo” o “el caballito de mar”, como comúnmente se le conoce, son los grandes íconos de Puerto Vallarta y por eso se les dio una jerarquía especial dentro del conjunto. El caballito se ubicó como el centro de la escalinata al mar, zona libre de vegetación específicamente diseñada para disfrutar de los atardeceres de Puerto Vallarta; y Los Arcos se ubicaron como centro radial de la plaza del palmar y como respaldo escenográfico del anfiteatro que ve al mar en la zona sur del malecón.


Al día de hoy, la afluencia de los usuarios, locales o extranjeros al Malecón, se ha incrementado en un 215%, y, lo más importante del caso es que las familias lo han adoptado como un lugar para estar con seguridad.