Portugal

Boca do Inferno

Es muy probable que si alguna vez has viajado a Lisboa, hayas hecho una parada de uno o dos días en Cascais.

Cualquiera que haya ido se habrá acercado a las playas del centro o habrá aprovechado para dar un paseo por el litoral. Sin embargo, no todo el mundo sabe que este pueblo costero esconde entre sus acantilados una formación rocosa muy característica, que además esconde una leyenda.

La Boca do Inferno es una cueva formada por las olas del mar en su golpear contra las rocas, y se encuentra en la costa que une Cascais con Estoril. Su nombre ('boca del infierno' en castellano) se debe a su estremecedora apariencia, así como al tremendo impacto del oleaje contra las rocas. La erosión ejercida por la acción del agua y las lluvias provoca que se formen cavidades y grutas en el interior de las piedras calizas.

Cuenta la leyenda que, hace mucho tiempo, en un castillo en Cascais vivía un terrible hechicero. Un día, este decidió casarse y escogió a la doncella más bella de su reinado. Cuando la conoció se quedó impresionado por su belleza. Celoso, y por miedo a perderla, decidió encerrarla en una torre alta, escogiendo como guardián a su caballero más fiel. Este, curioso, decidió subir hasta la torre para ver qué tipo de prisionero tenía encerrado el hechicero. Cuando abrió la puerta, se quedó fascinado con semejante hermosura. Desde entonces, empezó a visitarla a diario y a raíz de eso surgió un gran amor. Un día, la pareja decidió huir, y salieron cabalgando por la costa junto al mar. El hechicero, consciente de lo que estaba ocurriendo, creó una grandiosa tempestad e hizo que las rocas por las que pasaban se abriesen, como una enorme boca infernal, que se los tragó para siempre. A partir de entonces, la zona empezó a conocerse como la Boca do Inferno.

Si con suerte vas a visitarlo un día que haya temporal, se dice que casi se puede oír al demonio enfurecido saliendo de las profundidades terrestres.

Esta formación natural es un punto de interés muy cercano al centro urbano de Cascais, que a su vez es lugar indispensable para conocer si se visita Lisboa. Se sitúa, por tanto, entre el centro del pueblo y el famoso Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa continental. Es muy común que los turistas que se acercan a Cascais visiten tanto el pueblo como Cabo da Roca, que están unidos por una ciclovía y un paseo peatonal, por lo que es sumamente recomendable hacer una parada en la Boca do Inferno y disfrutar de unas de las mejores vistas de la costa.

A la Boca do Inferno se puede acceder perfectamente en coche, donde hay sitio para aparcar. Además, la zona tiene al lado varios bares y restaurantes, como el restaurante Mar do Inferno, muy conocido y apreciado por los locales, especializado en pescado y marisco fresco. Se podría decir que es imperativo aprovechar la visita y tomar un café, disfrutando de las increíbles vistas que ofrece este lugar. Además, hay un mercadillo cubierto permanente, en el que se venden recuerdos y utensilios tradicionales, así como dulces y alimentos típicos portugueses.


Con características únicas, esta especie de caverna combina su belleza natural con el mar revuelto. Un lugar que invita no sólo a la contemplación del mismo, sino como parte de un paseo que aprovecha las maravillosas singularidades de Cascais.

Sea cierta la leyenda o no, lo que es incuestionable es la verdad de la belleza de estas olas atlánticas 'enfrentándose' a la tierra.

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