Se cree que ser un apasionado por los viajes es algo extraordinario y 100% positivo.
Y en cierta medida lo es. Es una forma de vivir la vida al máximo y dejarse llevar por el ritmo de las circunstancias en distintos lugares del mundo. Se trata de ser abierto al mundo y a las aventuras. Pero además significa no dejarse destruir por la rutina. Todo eso se oye muy lindo y prometedor, pero hay una parte que se oculta detrás de esa pasión de los viajeros imparables: la ansiedad. La ansiedad de no poder saciar totalmente las ganas de conocer, la ansiedad de sentir que aunque estás pleno, algo te falta (como la familia y los amigos).Se llama el síndrome del eterno viajero y le pasa a más de uno.
“El síndrome del eterno viajero es esa sensación que tienes de no estar a gusto a donde quiera que vayas porque siempre quieres estar en otro lugar. Es la sensación de pensar que nunca serás feliz en un solo lugar. Es la ansiedad que viene cuando piensas que te estás perdiendo de algo … “
-Lucia y Rubén-
¡Ojo! Si tu vida encaja dentro de los siguientes puntos, entonces ten cuidado y aprende a manejar la ansiedad que produce esta enfermedad de los incansables viajeros.
1. Haz recorrido una buen aparte del mundo o esperas recorrerlo antes de tus 30 o 40
2. Hablas al menos dos idiomas y puedes tener una que otra pequeñísima conversación en otros dos idiomas más (mínimo)
3. Tienes amigos en Facebook de cada continente y hay una gran posibilidad de que no te acuerdes de la mitad de ellos
4. Pero incluso si nos los recuerdas, estás seguro que son personas increíbles (después de todo también son viajeros)
5. Buscas aventuras, como una persona buscando agua en un desierto
6. Sufres de depresión post viaje cada vez que vuelves a tu ” hogar” (si es que tienes uno)
7. No te identificas con ningún punto específico del mundo
8. No hay un lugar en la Tierra al que puedas llamar “hogar”, excepto la casa de tus papás (pero allí tan sólo creciste y no tienes intenciones de volver)
9. Siempre quieres ir a un lugar nuevo
10. Disfrutas del momento sin pensar en el futuro