Entre Asia y Europa por el Bósforo de Estambul
Dar un paseo en crucero por el Bósforo de Estambul nos permite observar en cada una de las orillas dos continentes diferentes: el europeo y el asiático
Una visita a Estambul nunca estará completa si no navegamos por el famoso Bósforo. Se trata de una de las actividades más características que podemos realizar si visitamos la capital de Turquía: dar un paseo en crucero teniendo a cada lado un continente diferente: Europa y Asia.
Su nombre, Bósforo, proviene del griego vosporos, que significaría 'el pasaje de la vaca', según la mitología griega. Consiste en el estrecho que separa la parte continental europea de la parte asiática de Turquía, diviendo, al mismo tiempo, la ciudad de Estambul en dos partes: la conocida como ciudad vieja (donde se encuentran la mayoría de monumentos históricos, mezquitas y demás) y la ciudad moderna. Además, este estrecho, de 30 kilómetros de longitud, conecta el mar de Mármara con el mar Negro.
Llegar hasta la zona donde se encuentran los ferries es muy sencillo desde el centro de Estambul, donde se encuentran la mayoría de monumentos y atractivos turísticos de la ciudad. Se puede llegar tanto en teleférico como andando, según la energía de la que dispongamos. Hay varias compañías de ferry que se dedican a hacer estos paseos, por lo que la elección de cada uno dependerá del precio, del recorrido (ya que hay algunos que tardan más que otros, hay unos que van directos y otros que hacen alguna parada, etc.), o de la cantidad de gente que haya ocupado un asiento en alguno de los barcos.
Una vez dentro, la ruta es muy agradable. Hay varias zonas donde ir dentro del ferry, por lo que podremos ir tanto sentados, en el interior, como de pie en el exterior. Durante el recorrido, se pueden distinguir los diferentes barrios de la ciudad, Besiktas y Ortaköy en el lado europeo, y Uskudar y Pasalmani en el lado asiático. Mientras el ferry hace su ruta, los viajeros podrán ir disfrutando de bellos paisajes, entre los que destacan las llamativas colinas llenas de viviendas, las famosas mezquitas, majestuosos palacios, villas burguesas o pueblos de pescadores.
Durante el viaje también se pasan dos puentes colgantes que atraviesan el estrecho: el puente Bogaziçi, o puente del Bósforo, y el puente de Fatih Sultan Mehmet, o segundo puente, ubicado en el punto más angosto del estrecho.
Como curiosidad, cabe señalar que el tráfico del estrecho es uno de los más intensos del mundo, no solo por la gran cantidad de barcos dedicados al turismo, sino también por los numerosos navíos de transporte marítimo de petróleo que provienen del mar Negro.
El tiempo del recorrido puede variar, como hemos dicho, pero puede oscilar entre una y dos horas.
Durante el camino de vuelta, el aspecto de la ciudad es realmente impresionante. Estambul nos deja una imagen bellísima: la misma imagen que, durante siglos, contemplaron guerreros, comerciantes, marineros y demás aventureros procedentes de dos grandes imperios: el bizantino y el otomano.