Durante el siglo pasado esta hacienda tuvo su mayor auge y esplendor debido a que se dedicó a la explotación de henequén; actualmente sus propietarios se dedican a la ganadería.
Al llegar, parecerá que el tiempo se detuvo, ya que se conservan vestigios de lo que fue la fábrica donde se procesó el henequén y parte de la antigua chimenea, formando su peculiar arquitectura de estilo Neoclásico.
La casa está muy bien conservada ya que se encuentra habitada; al atardecer dirígete a sus corredores flanqueados por pilares de ladrillo, para ver como se despide el sol entre colores, magentas, violetas y rojos.