Móviles sumergibles, los mejores amigos del verano

Desde hace un tiempo varios fabricantes de celulares se esfuerzan en protegerlos contra los líquidos.

Con algunos hasta es posible hacer fotografías bajo el agua.


Los smartphones resistentes al agua hace tiempo que ya no son algo sacado de la ciencia-ficción o de los entornos militares. De hecho, la gama alta ya cuenta con algunos de ellos, en los que este tipo de protección es solo una más de sus ventajas, pero que no repercute de forma perceptible en su tamaño ni en su peso.

Curiosamente, los dos celulares de los que hablamos se presentaron en el mismo evento, el Mobile World Congress de Barcelona: Sony Xperia Z2 y Samsung Galaxy S5. Ambos terminales estarán entre los mejores del año y posiblemente también entre los más vendidos.

El de Sony sigue una tradición que ya instauró su predecesor, uno de los primeros en ser totalmente sumergible entre los buques insignia de los grandes fabricantes. Además, no está solo, pues otros dispositivos de la compañía siguen esta línea, como es el caso del Xperia Z Ultra, que con una pantalla de 6,4 pulgadas es más un phablet que un smartphone. Xperia Tablet Z es la tablet que leva esta característica más allá de las 8 pulgadas.

Por su parte, Samsung utilizó la experiencia obtenida con el Galaxy S4 Active para su Galaxy S5. Eso sí, en esta ocasión lo que hizo fue otorgar resistencia al que posiblemente sea su terminal más importante del año (con permiso del Galaxy Note 4, que probablemente heredará esta característica).

Otra empresa que considera que esta función puede atraer a los clientes es Kyocera, que tiene toda una gama de celulares sumergibles, Hydro, compuesta, entre otros, por Vibe.

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Por el momento el único sistema operativo sumergible es Android, porque ni Apple ni los principales fabricantes de Windows Phone se han decidido a fabricar un smartphone realmente resistente al agua. En el caso de la firma de la manzana al menos hay alternativas, como las fundas de Lifeproof. Además, si finalmente la compañía lanza un reloj, lo más lógico es que éste sea sumergible, así que podría ser el primer paso.

El grado de protección se mide mediante el estándar IEC 60529 Degrees of Protection y se expresa mediante el grado IP (International Protection) y dos números. El primero, nunca superior al 6, indica la protección ante el polvo. Un grado 5 supone que, aunque puede entrar, no interfiere en el funcionamiento del dispositivo.

El segundo número, que puede llegar al 8, mide la protección ante líquidos. Los terminales sumergibles suelen pertenecer al grado 7, que supone que, como poco, aguantan 30 minutos a un metro de profundidad, pero a partir del grado 4 ya soportan ser sumergidos bajo un chorro de agua durante varios minutos.
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