Playa Paraíso, remanso tropical

Por su ambiente apacible a la orilla del mar, sus playas solitarias y sus inigualables recorridos por los canales de manglares, Playa Paraíso lleva muy bien puesto su nombre.

Es el destino ideal para quienes buscan alejarse del ruido de las ciudades, descansar bajo el sol y tener el Golfo de México como telón de fondo. Se sitúa a 90 km de Villahermosa, la capital tabasqueña; el recorrido en automóvil dura aproximadamente una hora y media.

Sus playas de oleaje tranquilo, temperatura cálida y poca profundidad invitan a nadar y practicar deportes acuáticos como buceo, esnórquel y navegación. Pero si prefieres no mojarte, tienes la opción nada despreciable de descansar sobre la arena, debajo de una palapa y ¿por qué no? con un fresco coctel en la mano.

Si quieres practicar pesca deportiva, visita Playa Varadero, Playa Sol y Pico de Oro. En sus aguas abundan los pargos, mojarras, jureles y otras especies. Si prefieres explorar las bellezas naturales de la región, puedes rentar una lancha y visitar El Bellote –un poblado a orillas de la laguna de Mecoacán–, Puerto Ceiba –donde se asientan granjas de ostiones y espesos manglares– Playa Bruja y la Barra de Tupilco, una playa larga situada frente al mar abierto.

A pesar de no contar con grandes complejos turísticos, lo que representa una ventaja para los visitantes que buscan acercarse a la naturaleza, Playa Paraíso tiene todo lo necesario para garantizar una estancia cómoda. Aloja un centro turístico que cuenta con alberca, servicio de hotel, bungalows, restaurante, vestidores, sanitarios, palapas y estacionamiento.

En los restaurantes y las palapas que se alinean en la costa se sirven exquisitos platillos elaborados con frutos del mar, como tamalitos de cangrejo, ostiones preparados y pejelagarto asado. En cuanto al postre, se preparan dulces de coco y merengues. La bebida típica es el pozol, una refrescante fusión de cacao, maíz y agua fría.
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