Punta del Diablo es una comunidad de artesanos y pescadores que siguen un ritmo de vida orientado por la ocurrencia de las estaciones y las mareas.
Es un lugar en donde se hace patente la posibilidad de una convivencia armónica entre la naturaleza y la vida social de los seres humanos. Las admirables playas de Punta del Diablo, aparecen enmarcadas en tres formaciones rocosas, las cuales integran una formación similar a un tridente y se extienden a lo largo de 10 kilómetros de litoral costero.
Tal y como sucede con otros famosos balnearios de Uruguay, dos de sus playas principales se llaman La Brava y La Mansa. La primera es de fuerte oleaje y la segunda de aguas más quietas, por hallarse protegida de los vientos oceánicos, por una pequeña bahía. Playa Brava se encuentra en el sudoeste y tiene olas que alteran el azul puro del mar con una espuma que deslumbra con su blancura. No obstante, es necesario tener precaución al internarse en el mar cuando se visite Punta del Diablo, y es que, al tratarse de un territorio casi virgen, las aguas del sitio pueden llegar a ser impredecibles.
Playa Mansa, por otra parte, es la más aconsejable para los pequeños viajeros y la diversión familiar. Ambas playas se proyectan como dos alternativas diferentes pero complementarias para tener gratas experiencias turísticas en Punta del Diablo.
Qué visitar en Punta del Diablo
A solo 300 kilómetros de Montevideo nos adentramos en un ambiente distinto a lo habitual y de rotundo encanto silvestre. Se trata de Punta del Diablo, en el Departamento de Rocha, uno de los más visitados del territorio uruguayo, por sus numerosos destinos turísticos. Punta del Diablo es un sitio rebosante de mística, derivada de su rústica proyección y abundantes leyendas de navíos naufragados.
Es una población de pescadores y artesanos, quienes llevan a cabo sus tareas diarias, guiados por la llegada de las diferentes estaciones del año y la sucesión de las mareas. Quienes visitan Punta del Diablo, quedan convencidos de que el contacto respetuoso con el medio ambiente, sin renunciar a las actividades propias de lo humano, es posible y por completo recomendable. Durante la temporada veraniega, los pescadores realizan excursiones de pesca cotidianas y ofrecen en venta sus capturas a los visitantes, en un entorno agitado por el vuelo de innumerables gaviotas.
Punta del Diablo se perfila ante la perspectiva de los viajeros, como una experiencia sumamente primordial, en donde se experimenta de primera mano el inconmensurable hechizo del mar. Aquí no tienen sentido elementos como la telefonía celular, ni las computadoras; tampoco lo tienen los hoteles de lujo, ni las discotecas o los antros sofisticados. Pasar una temporada en Punta del Diablo implica, más bien, viajar al interior de uno mismo para observar facetas desconocidas de la personalidad propia, reflejadas en un marco natural inocente, agreste y puro.
Cómo llegar a Punta del Diablo
Para llegar a Punta del Diablo hay que seguir la Ruta Interbalnearia con destino a Punta del Este. A la altura de la rotonda que hay en el kilómetro 105, hay que tomar el desvío que conduce a Pan de Azúcar, lo cual se da por la Ruta 9. Luego, se debe seguir por esta misma vía hasta el kilómetro 298, donde se aparece el camino hasta la entrada a Punta del Diablo.
Información relevante acerca de Punta del Diablo
De entre las playas más recomendables de Punta del Diablo, hay que mencionar la Playa de Los Botes. Se trata de la playa con mayor tradición en este lugar. Es la playa de ambiente más familiar de este destino charrúa. Desde allí parten las embarcaciones de pesca, y se congregan los turistas para admirar las capturas del día, tras el retorno de los pescadores locales.
Actividades a realizar en Punta del Diablo
Otras dos playas de Punta del Diablo que aconsejamos mucho visitar son Playa del Rivero y Playa de la Viuda. Esta última es la que cuenta con un oleaje más intenso, aunque se pueden tomar baños en ella. Se trata de una gran bahía que termina en un faro. Allí es posible hallar algunos bares de ambiente bohemio y música reggae, muy frecuentados por los jóvenes.